Un día aciago del pasado octubre la fachada modernista y algo decrépita de mi edificio fue cubierta por unos andamios y una red verde. He pasado casi 8 meses viendo la plaza del 2 de Mayo con un tono verdoso. Y además he tenido que convivir con unos obreros ruidosos y algo brutos que se pasaban el día en mi balcón. Me han visto en bolas, desayunando, comiendo, trabajando, viendo la tele, han jugado con Mazinger, me he peleado con ellos, me han cortado la línea de teléfono, se cargaron el aparato del aire acondicionado... Vamos, lo típico de cuando tienes a cuatro o cinco obreros 7 meses en tu balcón.
Por fin esta semana han desaparecido los andamios y Mazinger y yo podemos ver la plaza (ahora conocida como el patio de recreo de Mazinger) en todo su esplendor.
Esta mañana al volver del paseo matutino de Mazinger, me he encontrado con los obreros en la puerta y el más majo de todos se ha puesto a jugar con Mazinger. "Hola perrilla, pero qué blanquita eres, que mona" Ante mi cara de estupor, que yo he intentado disimular el obrero majo me ha preguntado: "Es perra, ¿verdad?" Yo con mi mejor sonrisa le he dicho que no, perro.
Y automaticamente el obrero majo ha vuelto acariciarle: "pero qué machote eres, pero míralo que machote" Cuestión de un segundo.
1 comentario:
lo que no sé es cómo nadie se atreve a hacer pronósticos sobre sexo de perros peludos sin cogerlos en brazos, darles la vuelta y despejar panorama.
Que te divierta tu blog y no caigas mucho en la típica pereza que ataca al poco
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