jueves, 23 de octubre de 2008

Trabajando


Hemos vuelto al trabajo, como se puede ver en la foto. Los cinco guionistas nos hemos vuelto a reunir para empezar a crear la tercera temporada de la serie. Yo no sé por qué dicen que nuestro trabajo es un chollo, y la suerte que tenemos de trabajar en casa y de no tener horario. Como podéis observar lo nuestro es un no parar, un sinvivir, un continuo picar piedra en la mina. De actitudes como la de la foto, de momentos intensos y de inspiración como este salen los hallazgos más brillantes y los minutos que desvelan a nuestro querido crítico Esparza (ya van tres críticas suyas demoledoras) y tienen enganchados a un 49 por ciento de público entre los 14 y los 24 años. O sea, uno de cada dos adolescentes que ven la tele nos siguen. Así que seguiremos dando lo mejor de nosotros en esta nueva temporada. A mi me quedan cuatro días de trabajo intenso como este antes de irme de vacaciones. No sé si podré aguantarlo.

jueves, 16 de octubre de 2008

Mazinger, el destructor


Aquí donde lo veis, con esa cara de bueno, Mazinger es un destructor. Destrozó los enchufes de tres lámparas, ahora vivo en penumbras hasta que decida comprar otras. Destrozó libros, y dvds, destrozó un halógeno del suelo. Y lo último en destrozar ha sido el cable de conexión de la cámara digital al ordenador. Así que esa es la razón por la que he tenido el blog abandonado. Eso y que el ritmo de trabajo me lo ha impedido. Estaba hasta arriba.

He solucionado a medias lo de la conexión. Ahora las fotografías, hasta que consiga un cable nuevo (tarea complicada) las haré con la camara buena, de la que sí tengo cable. Esta foto como se puede comprobar esta hecha con la cámara buena. Y los que notéis a Mazinger distinto, acertáis. Está recién pelado. Y ahora sí que podría emular a Juan Ramón Jimenez, no sólo en el nombre del blog, sino también en aquello de "Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón" Donde dice Platero, cambiad por Mazinger. Nunca mi perro había estado tan blanco y tan de algodón.
Ah, y en una semana estoy de vacaciones! Me voy a Los Angeles.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Maestros



Paseando a Mazinger me encuentro el cartel de la foto en una marquesina de autobús. Aunque no soy fan de la Guerra de las Galaxias he de decir que la campaña me hace gracia. Y me gusta eso de que todos tenemos a alguien a quien agradecerle lo que somos.

Yo no sería quien soy evidentemente sin la educación y el amor de mis padres. Y no trabajaría seguramente en lo que trabajo si no fuera por las miles de horas que me pasé delante de la tele. (Aún recuerdo a mi madre echándome la bronca al asegurarme que no iba a sacar nada bueno de tantas horas pegado a la pantalla. Y mira, tampoco me ha ido tan mal)

Y no sería un lector apasionado si mi tía Amalia no me hubiera dado a leer el primer libro y el segundo. Y lo importante que habrá sido eso en mi vida y lo que me habrá definido. De mi madrina Eva, que se puede hablar con amabilidad hasta con el que está justo a las antípodas de tu pensamiento. Puede parecer muy tonto, pero eso también ha ayudado mucho a mis relaciones personales, de amistad y laborables.

No tendría cuatro conocimientos básicos de historia contemporánea sin la lucidez del profesor que tuve en COU (qué antiguo queda ya eso de COU, madre) Plácido. Y no hubiera aprendido unas cuantas cosas sobre la vida gracias a Macario, el profe de latín. De latín eso sí, aprendí cero. Y a Marosa, la profe de mates, ella me enseñó que la vida es para vivirla bien. (Amalia, Macario, Plácido, Marosa, ... Grandes nombres, para que luego me pregunten por qué le pongo nombres raros a mis personajes)

Alonso de Santos me enseño los rudimentos, y me mostró las herramientas básicas para lanzarme a escribir. Y de Ignacio del Moral y de Joan Barbero aprendí que se podía ser buen guionista y además buena persona. Que no es poco. Sin los años de El Comisario yo no sería el guionista que soy ahora. Lo malo lo aprendí del cine guarro que me gusta, no le echemos la culpa a los maestros de eso.

De mi jefe Goyo aprendí que la tele es ante todo entretenimiento. Espectáculo. Y que si sabes hablar con inteligencia y tu discurso es coherente, tienes muchas puertas abiertas.

De Almodovar aprendí que nunca querré ser famoso, y que siempre siempre hay que ser honesto y arriesgado en lo que escribes. De Amenábar aprendí que hay que ser apasionado, tozudo, trabajador incansable, para llegar a la meta que te marques.

Y de Mazinger, todo un yoda de sabiduría, aprendí que existen los sábados y los domingos por la mañana, y que es un placer pasear cuando la ciudad, o al menos los noctámbulos, todavía duermen.