lunes, 28 de junio de 2010

Júbilo

El júbilo del que se jubila. He aquí Miguel Ríos dando una lección de cómo jubilarse desde la dignidad y la alegría.
http://www.elpais.com/videos/cultura/Bye/bye/Rios/elpepucul/20100628elpepucul_2/Ves/

sábado, 26 de junio de 2010

Brisa

Una brisa agradable se cuela por los balcones. Es sábado por la tarde. Empiezo a añorar la arena bajo mis pies, una cerveza helada en alguna terraza que huela a mar, la alegría de los cuerpos casi desnudos, la sensación de no tener nada que hacer, como mucho alguna lectura intrascendente, un best seller o el cuore también vale, y que la única decisión por tomar sea la de acertar con el restaurante para la cena. Boquerones, chopitos, salmorejo, sangría ¿por qué no?. Y luego que el olor del whisky o de la ginebra se mezcle con el del after sun.
Desde este sábado malasañero suspiro por un verano que no sé si tendré.
Habrá que hacer algo para que ocurra.

viernes, 25 de junio de 2010

Azafatas

Hace años leí una entrevista a Eros Ramazzotti en la que venía a decir que a él le hubiera gustado triunfar con otro tipo de música y no con sus baladas románticas. Esa confesión me enterneció y le pillé cariño instantáneo al músico. Desde entonces siempre que lo veo en algún video clip me lo imagino encerrado en un éxito que él siempre quiso de otro modo.
Dándole vueltas a varias ideas, le propuse a mi productora crear una historia ficticia en la que la protagonista fuera una azafata del 1,2,3 a mediados de los 80. Me gustaba la idea de crear un personaje de una chica muy atractiva que estuviera viviendo de manera intensa esos años locos en Madrid, que fuera musa de algún artista marginal, que hubiera intentado publicar sin éxito un par de cuentos o novelas cortas, que hubiera probado con la fotografía coloreada, aunque sin el talento de Ouka Lele, y que también hubiera sido protagonista de varios cortos de videocreación. Vamos, una chica con inquietudes artísticas y creativas, pero por aquello de que no llega a fin de mes y de que está como un queso pues se acaba presentando a un casting del 1,2, 3 y Chicho Ibáñez se queda enseguida fascinado por ella y la contrata.
Desde el primer programa ella se hace famosa, y consigue el éxito que le hubiera gustado conseguir por otros medios. De repente está en las listas vips de todas las discotecas y le llegan invitaciones para todos los saraos en los que antes estuvo vedada. Y todo por lucir una minifalda y saber decir con una sonrisa: "7 respuestas acertadas a 25 pesetas cada una..." La vida y sus paradojas. Mientras, se ve enredada en una trama con unas fotos medio porno, que hacen que su trabajo de azafata, ese trabajo que nunca quiso, peligre. Y de repente, ella, tan vanguardista, tan artista marginal, no quiere perderlo y está dispuesta a lo que sea para conservarlo...
A mi jefe la idea no le gustó demasiado, entre otras cosas porque él trabajó mano a mano con Chicho en el 1, 2, 3 y no quería ficcionar algo que él conocía tan bien. Pensaba que sería una traición a Chicho y tal vez no le faltara razón. Yo no podría escribir una película sobre mis amigos sin sentir también que les estoy traicionando un poco.
Eso sí, esa idea sirvió para que mi jefe abriera el cajón de la nostalgia y nos empezara a contar anécdotas increíbles del trabajo con Chicho. Ese hombre sí que tiene una película, sin necesidad de acudir a azafatas con el síndrome de Ramazzotti.
Y una vez más me di cuenta que la realidad le da mil vueltas a la ficción. Sobre todo, y sobre todo últimamente, a mi ficción.
¿Seré yo también Ramazzotti? ¿O azafata inventada del 1,2,3?

Rayos y truenos

El miércoles por la noche nos reíamos en casa viendo un capítulo de La que se avecina. En un momento genial los vecinos más disparatados del bloque robaban la antena de la tdt, una antena parabólica y un pararrayos a los del bloque del al lado. En el camino a casa uno de ellos miraba a los que portaban la antena parabólica y el pararrayos y decía algo así, como: "Coño, si parecéis Sancho Panza y Don Quijote." Y tenía razón. Poco después un vecino del bloque en el que habían robado, recupera el pararrayos con la mala suerte de que estalla una tormenta y un rayo le alcanza dejándole frito.
Ayer por la noche estábamos tomando algo en La Sueca y una tormenta de dimensiones bíblicas hizo caer miles de litros de agua, cientos de rayos y dejó sin luz las calles. Yo había dejado uno de los balcones abiertos y temía que Mazinger estuviera muerto de miedo por tanto trueno relampagueante, y también que el agua se estuviera colando a raudales sobre mi parqué super caro. Pero claro, con la que estaba cayendo tampoco nos atrevíamos a dejar el bar. Maribel, estupenda camarera, que siempre nos enseña las tetas si estamos aburridos o si la aburrida es ella, solucionó nuestra congoja: Llevaos uno de estos paraguas, lleva aquí meses y nadie lo reclama.
Era un paraguas enorme, feo, y con un mango que parecía una enredadera. Pero sirvió para protegernos de la lluvia. Eso sí, con tanto rayo cercano como estaba cayendo, yo no dejaba de pensar en el vecino chamuscado de La que se avecina y en que nosotros podíamos ser los siguientes en morir alcanzados por un relámpago. Recordándolo no dejamos de reirnos. Y yo en medio de la lluvia me puse a alabar algunas series españolas, y el talento infinito de Alberto Caballero, creador de la grandísima Aquí no hay quien viva. Y en ese momento me dije a mí mismo, mañana lo escribo en el blog. Ya está bien de poner siempre por las nubes las series americanas, hombre. Además en todos los años que llevo adorándolos ninguna de esas series me había regalado un momento con Don Quijote y Sancho Panza.
Llegamos a casa sanos y salvos. Y bastante secos. El agua no había llegado al parqué y Mazinger nos recibió contento y aliviado.

miércoles, 16 de junio de 2010

38=28

Si los 60 son los nuevos 50, si los 50 son los nuevos 40, ¿serán los 38 años los nuevos 28? De ser así hoy cumplo 28. Y de repente la vida se ve mejor habiéndote regalado diez añitos más para disfrutar, para sufrir, para desear, para anhelar, para amar, para beber, para soñar, para crecer, para adelgazar, para sentir, para fracasar, para compartir, para despotricar, para ver cine, para hacer nuevos amigos, para cenar, para escribir, para emprender nuevos proyectos, para volver a pagar gimnasio y no ir, para viajar, para leer, para reír...
y en definitiva, para vivir.
10 años más. Eso es lo que me acabo de regalar.

miércoles, 9 de junio de 2010

Se fue la luz

Estaba escribiendo una entrada en el blog sobre el anuncio en la que un chico mientras compra cerveza va recibiendo las llamadas de teléfono de sus amigos, de su novia y por último de su padre, para que vea el partido del mundial con ellos, cuando de repente se fue la luz en el barrio y todo lo escrito se borró. Yo quería hablar sobre ese padre solitario que llama al chico y le invita a que comparta ese momento histórico con él, y como el hijo acepta. Yo quería hablar sobre ese padre que está solo y me preguntaba la razón de su soledad. ¿Divorciado? ¿Viudo? Decidía que estaba viudo porque tanto en las series (españolas) como en la publicidad, aún nos movemos por tópicos y un hombre no se divorcia de su esposa porque ella le haya engañado, generalmente es al revés, se divorcia porque él se ha ido con una más joven. Así que ese padre se sentiría culpable y no llamaría al hijo. Sin embargo un viudo sí es capaz de reclamar ayuda o compañía a su hijo. Y lo más importante, sólo un hijo cambiaría la opción de ver el partido con sus amigos o con su novia, por verlo con su padre si este realmente acabara de enviudar. ¿O no? O a lo mejor no, a lo mejor el hijo es tan buen hijo, que sólo con la llamada del padre, decide dejarlo todo e ir. Pero yo creo que ni la publicidad es tan engañosa, aunque se siga moviendo con tópicos. (Me encantan los anuncios que con tan poco dicen tanto)

Ya os digo iba a hablar de todo eso, pero se fue la luz. Y cuando volvió ya no me apetecía hablar de todo eso. Me daba pereza y decidí ver un capítulo de United States of Tara. El capítulo doce de la segunda temporada. Y ahí descubrí, en el final del capítulo, una de las declaraciones de amor más bonitas y sorprendentes que he visto en mucho tiempo. El marido de la protagonista, que tiene un trastorno de personalidades, se acaba declarando a todos sus alter egos. No hay nada como crear una serie que se aleje del tópico, para poder escribir algo tan original y brillante.