martes, 27 de mayo de 2008

La terraza de mi casa


Mi casa tiene 6 balcones. Ahora también tiene un una terraza enorme, más bien un patio con arena, una fuente, unos cuantos borrachos, chavales jugando al fútbol y una decena larga de tipos como yo que sacan al perro y también considerarán la plaza del 2 de mayo como su patio de recreo. Mazinger ha logrado que mi casa se amplíe unas centenas de metros cuadrados. Ahora leo el periódico en la plaza a primera hora de la mañana, y al mediodía si hace sol también me bajo un libro y leo unas cuantas páginas mientras Mazinger se revuelca y pasa del blanco al gris. Y por la noche, antes de la cena, Mazinger juega con todos los perros y yo hablo con cada uno de sus dueños. Soy el nuevo de esta comunidad perruna y a veces me siento como un intruso, buscando la aprobación del resto de la manada. Hasta que llega un cachorro más joven que Mazinger y con él su dueño y entonces yo ya me siento un veterano y parte integrante con derecho de esta curiosa vecindad.

Don Carlitos


Paseando al perro por mi barrio uno se puede encontrar a tipos como el de la foto. O a señoras que a las 7 y media de la mañana, hora a la que bajé hoy a Mazinger, le dan de comer granos de maíz a cientos de palomas. O a una niña que después de saludar veinte veces a Mazinger sigue preguntando cómo se llama y yo entendiéndola mal, creyendo que me preguntaba mi nombre, ya que el del perro se lo había dicho al menos unas 15 veces, contesto que me llamo Carlos, para descubrir 5 minutos después a ella y a sus amigas gritándole a grito pelado al perro, Carlos, ven! Carlitos, toma!
Carlitos, así ya solo me llama la chica de Ecuador que viene a limpiar a casa, eso sí, como es muy educada, al carlitos le añade un don.
Don Carlitos, el dueño de Mazinger.

Los sabados por la mañana


Y así nos pasamos las mañanas de los sábados y los domingos. ¿Estamos o no estamos de portada de cd indie?

sábado, 24 de mayo de 2008

Mazinger feliz


Mazinger feliz después de un día de lluvia.

El jefe de la manada


M. A. Caballero y Reyes fueron las que me hablaron de Cesar Millán, el encantador de perros. En su programa estupendo y en su libro estupendo da muchos consejos para educar a un perro. Entre otros que desde el principio le demuestres a tu mascota que tú eres el jefe de la manada. Que tú mandas, que es a ti a quien tiene que obedecer y seguir. Yo me pasé tres semanas repitiéndole constantemente a Mazinger, "yo soy el jefe de la manada, tú me tienes que seguir a mí" Casi tres meses después la foto habla por sí sola. ¿Quién es el jefe de la manada? ¿Quién sigue a quién?
Como veis, Mazinger levanta la cola orgulloso. Es una manera de dejar clara su victoria.

viernes, 23 de mayo de 2008

Llueve


Llueve. Y a Mazinger no le gustan los paraguas abiertos de la gente ni tampoco las motos aparcadas y cubiertas con una lona que las protege de la lluvia.
Hoy se ha desgañitado delante de una de esas motos.
Eso sí, el agua de la lluvia le da igual.
No, como a Lola, una cocker la mar de expresiva, que no ha escatimado ni una sola mirada triste, ni varios gestos de absoluto desagrado a su dueña. Parecía decirle: ¿Si está lloviendo para que me sacas?

Nombres


Puedo decir el nombre de estos tres perros. La del banco, es Kitty, el dálmata Micro y la otra Pandora. No puedo decir el nombre de ninguno de sus amos. Y eso que hace casi dos meses ya que los conozco. Es otra de las peculiaridades de esta comunidad canina a la que poco a poco voy perteneciendo y que cada mañana y sobre todo cada tarde a última hora se junta en la plaza del 2 de Mayo. Y empieza a preocuparme cómo hacer ya las presentaciones sin que quede algo ridículo. Hola soy Carlos, ¿y tú, dueño de Micro, cómo te llamas? El buen hombre pensará, este es tonto, si hace dos meses que venimos hablando de cosas tan íntimas como la conveniencia o no de la castración, la frecuencia de sus deposiciones, la calidad del pienso que le damos, la constancia con la que los sacamos, el mejor lugar para comprarle un collar molón, la cantidad de cables y muebles que pueden destrozar a la semana, y así mil cosas trascendentes más (trascendentes desde hace dos meses, porque antes ninguna de ellas me quitaba el sueño)
Así que me he descubierto a veces hablando en tercera persona, como los fubolistas, como la reina de Inglaterra, como el papa, para introducir mi nombre de una manera ¿natural?. "Ay, Mazinger si tu dueño "carlitos" no te sacara tanto, qué iba a ser de ti?" "Ven, Mazinger, dáselo al tonto de Carlos"
Ha empezado a dar resultado, el mejicano guapo, dueño de... (mierda, a veces también se me olvidan los nombres de los perros) el otro día me saludó con un "hasta luego, Carlos" Yoo hoo!
Ahora sólo falta que yo empiece a descubrir sus nombres de una manera igual de natural y así dejar esa nueva costumbre de ir por el barrio saludando a los perros "hasta luego, Bax" y nunca a sus dueños.

jueves, 22 de mayo de 2008

Cuestión de género



Un día aciago del pasado octubre la fachada modernista y algo decrépita de mi edificio fue cubierta por unos andamios y una red verde. He pasado casi 8 meses viendo la plaza del 2 de Mayo con un tono verdoso. Y además he tenido que convivir con unos obreros ruidosos y algo brutos que se pasaban el día en mi balcón. Me han visto en bolas, desayunando, comiendo, trabajando, viendo la tele, han jugado con Mazinger, me he peleado con ellos, me han cortado la línea de teléfono, se cargaron el aparato del aire acondicionado... Vamos, lo típico de cuando tienes a cuatro o cinco obreros 7 meses en tu balcón.

Por fin esta semana han desaparecido los andamios y Mazinger y yo podemos ver la plaza (ahora conocida como el patio de recreo de Mazinger) en todo su esplendor.

Esta mañana al volver del paseo matutino de Mazinger, me he encontrado con los obreros en la puerta y el más majo de todos se ha puesto a jugar con Mazinger. "Hola perrilla, pero qué blanquita eres, que mona" Ante mi cara de estupor, que yo he intentado disimular el obrero majo me ha preguntado: "Es perra, ¿verdad?" Yo con mi mejor sonrisa le he dicho que no, perro.

Y automaticamente el obrero majo ha vuelto acariciarle: "pero qué machote eres, pero míralo que machote" Cuestión de un segundo.



La única planta que Mazinger no ha podido destrozar. ¡Vivan las yucas! Apenas necesitan agua y sobreviven a los cachorros.

miércoles, 21 de mayo de 2008

El olvido


Creo que cuando saqué esta foto salió publicada una crítica demoledora sobre la serie que escribo. Era tan exagerada que sólo me la pude tomar con un halago. Entre otras cosas el crítico decía que yo era el profeta de la decadencia de occidente y que además participaba en la destrucción (literal. Me la he aprendido de memoria y todo). Yo después de leerla miré a Mazinger y pensé: si el pobre supiera que su amo es el profeta de la decadencia... Y también pensé: si el crítico viera a Mazinger ¿seguiría pensando que soy nihilista, destructor y poco menos que un pervertido?
Ayer salió de nuevo otra noticia en la que alguna asociación de padres amenaza con boicotearnos si la nueva temporada de Física o Química sigue siendo tan bruta (ellos utilizaron otros adjetivos, pero que vienen a significar lo mismo) como la anterior. Su reacción es tan exagerada como la del crítico y yo para no darle demasiada importancia cojo las llaves, la correa, y saco al perro a la plaza. Él me hace olvidar tanta tontería, tanto stress, tanta mala baba injustificada. Un paseo con Mazinger por la plaza viédolo jugar con Duque, o con Luna, o con Gunter, y las críticas quedan en el lugar que se merecen, el olvido.

martes, 20 de mayo de 2008

juan dibuja a mazinger


Juan ha captado a la perfección el espíritu de Mazinger. El devora zapatillas.

Cachondo


Dije de Mazinger que era pandillero, tozudo y sociable. También es un cachondo.

mazinger y yo

El bicho blanco peludo es Mazinger.
El otro bicho peludo soy yo.
Mazinger sólo está así de blanco después de bañarlo o de cepillarlo.
Mazinger sale blanco de casa y siempre vuelve marrón o gris. Tengo el perro con el color más poco adecuado para la plaza 2 de Mayo. Cuando llueve la arena de la plaza se convierte en un lodazal y Mazinger es feliz revolcándose con todos los otros cachorros. Vuelve a casa convertido en un perro vagabundo de dibujos animados. Mojado, sucio, exhausto, con la lengua fuera, y con ganas de más.
Mi casa los días de lluvia acaba pareciendo una playa de tanta arena como se queda en el suelo.

Mazinger duerme


Ésta es la postura preferida de Mazinger para dormir. Cuando está relajado, feliz, agusto y seguro de tenerme a su lado, duerme así.
A mí también me relaja verlo dormir.
Y me relaja verlo jugar con todos los perros de la plaza: con luna, micro, breeze, bax, ina, gus...
Es verdad que tener un perro tiene algo de terapéutico. Ayer una señora me contaba que acababa de enviudar y que todos le habían aconsejado que se comprara un perro. "Y ahora que lo tengo estoy cansada de agacharme a limpiar sus meados y he tenido que quitar todas las alfombras y parece como si la casa estuviera en obras, porque tengo papel de periódico por todo el suelo. Pero eso sí, estoy encantada con él. ¿Cómo una cosa tan pequeña y tan peluda puede hacer tanta compañía?"
Pues si, ¿cómo una cosa tan pequeña y tan peluda puede formar parte ya de tu vida en tan solo dos meses?

mazinger


Este es Mazinger. En la foto sólo tiene dos meses, ahora tiene cuatro. Hace dos meses pesaría unos 2 kilos, ahora casi 5.
MAZINGER, sí, con esa cara de bueno, le he puesto un nombre guerrero.
Cuando lo llamo a grito pelado a veces me arrepiento de haberle puesto ese nombre. Me siento un tanto ridículo gritando "¡MAZINGER!" "¡MAZINGER!" Sobre todo los sábados por la mañana, en los que seguro que más de un vecino del barrio se despierta con mis gritos.
El otro día en la plaza del Dos de mayo estaba a grito pelado llamándolo una y otra vez, y el bueno de mi perro sin hacerme caso, cuando un señor me preguntó: ¿Cómo has dicho que se llama? ¿Ratzinger?
Ese hubiera sido también un gran nombre. Ratzinger.
Pero saqué al señor de su error. "No, Mazinger, que no quiero ofender a nadie" "No hubiera sido una ofensa, hubiera sido un honor, ya le gustaría a ese" Me dijo giñándome un ojo.
Otros cuando me preguntan su nombre no me entienden: ¿Basinger? ¿Cómo la actriz? Y otros al oir su nombre se ríen y me dicen: Tú debes ser de mi generación, qué grande Mazinger. Y otros: ¿Dónde está Afrodita? Y los niños, al oir su nombre, me miran con cara de: este señor es gilipollas, cómo le puede poner a su perro un nombre que no se entiende. Yo, claro, paso de explicarles que Mazinger era para mí lo que para ellos Pokemon.
Otros dueños de perro simplemente me preguntan: ¿cómo le puedes poner un nombre tan grande a un perro tan pequeño?
Eso sí, cuando lo ven pelear y jugar con otros perrros, se dan cuenta de que el nombre le viene que ni pintado. Mazinger se ha revelado como todo un pandillero. Es como Joe Pesci, un mafioso italiano cachorro jugando o peléandose en el Bronx. Y poniéndolos a todos firmes. Allá donde ve gresca allá va.
Creo que él se cree el doble o el triple de su tamaño.
Dicen que los perros se acaban pareciendo a sus dueños. Mazinger no. Es todo lo que yo no era de pequeño. Es juguetón, valiente, inconsciente, sociable, chulo, tozudo, y busca bulla allá por donde va. Yo, os lo aseguro, era exactamente lo contrario.