viernes, 23 de abril de 2010

Sant Jordi

Hoy me han regalado un libro y una rosa.
Es la primera vez.
Y he comido una manzana rica.

miércoles, 21 de abril de 2010

Manzanas

No hay mayor placer que el inesperado. Cuando le das un mordisco a una manzana y de repente está en su punto de maduración, tiene un sabor perfecto, tanto que sabe a recién cogida del árbol. Es jugosa, carnosa, dulce con un toque ácido y fresco. Al segundo mordisco ya sabes que no comerás otra igual en meses, o tal vez años. Y entonces te sientes afortunado porque te haya tocado a ti el premio gordo. Y la disfrutas sabiendo que ese día ya ha merecido la pena, pocos han tenido la suerte que tú estás teniendo en ese momento. Pero a la vez sabes que a cada mordisco estas más cerca del final, y que el placer y la dicha terminarán.Y eso te hace saborearla más. Porque todo lo efímero sabe mejor. Como un día de primavera soleado en una semana lluviosa. ¿Acaso no se disfruta el doble?
Otros días le das un mordisco a una manzana y es como si mordieras arena.
Hoy me ha tocado una manzana arenosa.
No busquéis una metáfora, que no la hay. Sólo una manzana arenosa. Como la de ayer. Y la de antesdeayer.
Voy a tener que cambiar de frutería.

Notodofilmfest

Aquí os dejo el enlace del gran premio del jurado del festival de cortos Notodofilmfest. Es una maravilla:
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/04/20/videos/1271776337.html

lunes, 12 de abril de 2010

WEB BLOG

Hace quince años nadie se imaginaba, bueno, tal vez Bill Gates y unos cuantos más sí, que parte de nuestra vida transcurriría en internet. Que trabajaríamos consultando google, que ligaríamos, que nos divertiríamos, que piratearíamos y nos piratearían, que haríamos amigos a través de la línea de teléfono. Y mucho menos que escribiríamos de manera habitual colgando nuestras palabras en un sitio indeterminado al que acudirían familiares y amigos para leernos. Y mucho menos que esos lugares indeterminados nos llevarían a otros lugares igual de indeterminados y de pronto sin saber muy bien cómo nos aficionaríamos a las palabras de otros y entre todos empezaríamos a sentirnos parte de una extraña comunidad. ¿Has leído la entrada de Las cartas de nadie? ¿has leído lo que dice Antonio en su blog? ¿Has entrado en el de Patry o en el de Adolfo? Esas preguntas se repiten a diario, o semanalmente. ¡Qué chulo lo que escribió Vicky! o ¡Yo no estoy de acuerdo con lo que colgó el otro día Carlos!
A veces somos extensos, pesados, desatinados, otras veces en cambio te sientes orgulloso de lo que escribes y da gusto leer a los otros, reconocerte en sus palabras, o simplemente admirar su valor y su talento.
Hace quince años yo no podía imaginar nada de esto.
Y tampoco puedo imaginar qué nos depararán los siguientes quince años.
Qué ganas de averiguarlo.

viernes, 9 de abril de 2010

Abril

Mi cuerpo reacciona al mes de abril. Cada año. Y siempre me coge desprevenido. Primero el ardor de la primavera, el deseo llamando, el bullicio en las calles, las cañas y las voces de las terrazas, los cuerpos al sol, y luego el malestar, esa sensación de una gripe que no es tal, pero que me tumba. La garganta irritada, los primeros estornudos, el estómago revuelto... Ganas de meterme en la cama, dormir y olvidar el cuerpo en el que me ha tocado vivir, y ganas también de salir hasta el amanecer y que siempre y nunca vuelva a ser primavera.

miércoles, 7 de abril de 2010

Te has pasado una pasada

Cuando algunos nos acusan de que en Física o química utilizamos un lenguaje adolescente demasiado pueril, demasiado soez, demasiado idiotizado, a mi me entra la risa. Sólo hay que abrir la oreja un poco cuando pasas delante de un grupo de chavales para darte cuenta de que lo que hacemos en Física es alta literatura. Cuando yo escribía la serie a veces estaba tentado de transcribir diálogos enteros que había escuchado en la calle y ponerlos en boca de mis protagonistas, si no lo hacía era porque el estilo de la serie me lo impedía. Podía colar dos o tres expresiones coloquiales o barribajeras, pero poco más. Y aunque seguro que sería muy interesante el ejercicio del hiperrealismo, de escribir una serie transcribiendo tal cual el lenguaje de la calle, reconozco que hace falta un talento especial para que después de hacerlo aquello quede entendible. Mi amigo Joserra siempre cuenta una anécdota de cuando era profesor de instituto y tenía un alumno con la curiosa capacidad de hablar sin verbos.(¿Los deberes?, claro, ayer en casa. Pero mi hermano con el desayuno, plaf... por eso hoy no... sin deberes) Yo he intentado reproducirlo en alguna secuencia sin éxito.
Si algo bueno se puede sacar de tanta trama de corrupción política como se está descubriendo es la transcripción de las escuchas telefónicas. Es impagable leer algunas expresiones de las mujeres de los altos cargos agradeciéndole a los mafiosos de turno los increíbles regalos recibidos: "Te has pasado una pasada"
Eso ni la Yoli de nuestra serie lo dice. Aunque ahora mismo llamo a Jaime Vaca, el coordinador, para que la copie tal cual. Porque a veces no hay nada como la transcripción literal. Aunque eso sí, lo mejor es ponerla en boca de un adolescente, porque ¿quién se iba a creer que la mujer de un alto cargo político pudiera pasarse una pasada?

lunes, 5 de abril de 2010

Grietas

Supongo que cuando un edificio no te gusta, daña tu vista o tu sentido estético o urbanístico, aprovechas cualquier fisura, cualquier grieta para golpear, para intentar derribarlo, o para llamar la atención sobre esos defectos en la superficie o en la estructura y así convencer a los demás de la necesidad de derrumbarlo. Algo así debe pensar parte de la alta jerarquía eclesiástica, que nos estamos aprovechando de la grieta de los errores (y delitos) cometidos por algunos de los pocos miembros que han abusado de menores, y así poner en solfa a toda la iglesia en general. Seguramente no les falta razón. Ya digo que cuando sientes aversión hacia algo o alguien a la mínima que ves un defecto lo agrandas, lo exageras para atacar ahí donde más duele. Yo, que vengo de una familia católica practicante y que creo que la doctrina cristiana en la que he sido educado me ha hecho más bien que mal, no voy a enarbolar la bandera de abajo la iglesia a toda costa. Entre otras cosas porque me parece tan simple que me da pereza. Creo que las voces católicas que se han alzado intentando defenderse de esos ataques, y así ponerlo todo en perspectiva, están en su derecho de hacerlo. Lo malo es que a veces en esa defensa a ultranza de su iglesia, han sido y están siendo tan poco autocríticos que en vez de sofocar el fuego de la ira acaban por propagarlo con más rapidez. (Hoy leía yo en El País como algunos se defendían de los ataques diciéndole al Papa que no estaba solo y que los fieles no se dejan impresionar por las murmuraciones del momento. Y claro, esa palabra, murmuraciones, aún tiene que estar escociendo en los oídos de los abusados) Tampoco a lo largo de las décadas ha ayudado su tesis de que un problema desaparece si se calla. A veces, no niego lo útil y lo necesario de esa medida. A veces es mejor no juzgar los crímenes de guerra de una dictadura, a veces es más práctico e incluso necesario pasar página. Aunque en ese pasar página pierdan siempre los mismos, claro.

Durante esta semana agitada en el que tantos cruces de acusaciones ha habido, yo no puedo dejar de pensar en la magnífica película La duda. En ella el director y el guionista te ponen del lado del supuesto pederasta, y dibujan a la monja que persigue el supuesto crimen como una censora y una sargento intolerante. Y la víctima, un niño negro, es más víctima por los ataques que sufre de sus compañeros blancos, que por otra cosa. De hecho el niño busca la protección a toda costa de ese cura moderno que es el único que le entiende. En esa aproximación del niño al cura, la monja ve indicios de delito y es implacable. Cuando la monja busca la complicidad de la madre del niño de repente se encuentra con el discurso moralmente revolucionario de esta. Revolucionario por todo lo que tiene de práctico, de realista, de creíble, de incómodo, de ¿sumiso? Le viene a decir que el cura es el único que apoya a su hijo, y que el niño quiere y desea ese apoyo, incluso si ese apoyo va más allá. (Mónologos incómodos como el de esa madre, hacen de la película y del cine en general, algo grande) La monja al final de la película tiene la duda de si ese abuso que ha perseguido con tanto empeño ocurrió o no.
Uno sale de la película sintiendo que su perspectiva se ha agrandado, que en la vida es verdad que existen verdugos y víctimas, pero también es verdad que no todo siempre es blanco o negro. Que cada caso es diferente, y que seguramente eso es lo que a veces ha pesado en la propia iglesia a la hora de no condenar los abusos, porque son dificiles de demostrar, porque a veces la distancia que separa un abuso de algo que no lo es es muy fina. Y también claro por ese espíritu gremial que hay en todas las empresas, o en todos los trabajos, en los que siempre es muy duro condenar a un compañero. Y seguramente también por esa idea atrayente que comentaba antes, de que es mucho más cómodo (¿útil?) callar, pasar página, hacer como que no ha existido.
Pero al igual que creo que cada caso es un mundo, también he oído, (yo y todos) relatos espeluznantes de gente que fue abusada en su infancia y adolescencia. Y ellos merecen justicia y por supuesto el respeto y otra actitud por parte de la iglesia, o al menos una autocrítica que tanto les está costando asumir.

sábado, 3 de abril de 2010

El perdón

El Vaticano pide perdón a la comunidad judía y los anglicanos piden perdón a los católicos. Tantos años callando y ahora todos meten la pata hablando. Y mientras miles de niños, de antes, de ahora, siguen esperando que alguien les pida perdón. Curioso.