No hay mayor placer que el inesperado. Cuando le das un mordisco a una manzana y de repente está en su punto de maduración, tiene un sabor perfecto, tanto que sabe a recién cogida del árbol. Es jugosa, carnosa, dulce con un toque ácido y fresco. Al segundo mordisco ya sabes que no comerás otra igual en meses, o tal vez años. Y entonces te sientes afortunado porque te haya tocado a ti el premio gordo. Y la disfrutas sabiendo que ese día ya ha merecido la pena, pocos han tenido la suerte que tú estás teniendo en ese momento. Pero a la vez sabes que a cada mordisco estas más cerca del final, y que el placer y la dicha terminarán.Y eso te hace saborearla más. Porque todo lo efímero sabe mejor. Como un día de primavera soleado en una semana lluviosa. ¿Acaso no se disfruta el doble?
Otros días le das un mordisco a una manzana y es como si mordieras arena.
Hoy me ha tocado una manzana arenosa.
No busquéis una metáfora, que no la hay. Sólo una manzana arenosa. Como la de ayer. Y la de antesdeayer.
Voy a tener que cambiar de frutería.
miércoles, 21 de abril de 2010
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5 comentarios:
Pues visto lo visto y lo reseco que está este páramo mesetario, para mí, el día de dicha es el de primavera en que llueve. Todo es más limpio.
Respecto a la manzana, 100% de acuerdo. Hay que dejarse los euros en una buena frutería de confianza para no comer estropajo.
pues a mí las arenosas me encantan...sí lo sé, es raro, pero me encantan.
de verdad no hay metáfora?
tron, d verdad t sientes la persona mas afortunada del mundo cuando comes una buena manzana? muy fuerte eh.
Se me antojo una manzana je
Has pensado dedicarte a la pubilicdad? jaja
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