viernes, 30 de septiembre de 2011

Personaje


Imaginaos este ejercicio. ¿Qué clase de personaje escribiríais basandoos en los libros que tiene en su mesilla? Ese personaje en este caso soy yo. Y a mí me costaría mucho definir al tipo que en su mesilla tiene esos libros. Algunos los está leyendo ahora, otros sólo son un proyecto futuro, o el apoyo para algo que está escribiendo, otros un abandono temprano, otros un "esta vez sí" , o una relectura intermitente. Y también están aquellos que cuando por fin acaban por ser abandonados en la estantería siempre surge la pregunta: ¿Y yo por qué compré este libro?

El Quijote conviviendo con Harry Potter, Sobre el duelo y el dolor con el tercer volumen de la trilogía de Los juegos del hambre, Yo claudio con La mala vida en la España de Felipe IV.

Yo no sé cómo definiría a este tipo, la verdad.

Sólo sé que a veces no sé si soy un lector o un abandonador de lecturas.

martes, 27 de septiembre de 2011

Cada día más cerca...

Hollywood

Hace un par de años, o quizás algo más, estaba con un par de amigos en Los Angeles y al salir de un local alguien nos dijo que no sé quién estaba haciendo una fiesta en su casa. Fuimos hasta allí. Y mientras gestionaban si nos dejaban pasar o no, de repente el chico que nos había llevado sale de la casa, me mira extrañado y me pregunta: "¿Tú eres Carlos Montero? "Asentí. "Pues el dueño de la casa te conoce" Yo flipé. Y era verdad. Me conocía. Hoy me he enterado de que está escribiendo para la serie de Teen wolf. Ese gran clásico trash de los 80. Por eso me he acordado hoy de ese momento de gloria. Porque fue fantástico ser reconocido en Hollywood.
Creo que como los viejos, ya he contado esta historia por aquí. Pero hay historias que merecen ser repetidas. Sólo así se forjan las leyendas. Jejeje...

lunes, 26 de septiembre de 2011

Sobrineando


Aquí estamos Pablo y yo este fin de semana en Pontevedra. Pablo es un juguete que ríe, se come los pies, habla sin parar en ese lenguaje de prrr-baba-cc-guggg..., sonríe a cada tontería que le haces y duerme cuando le toca. Así que no sólo a los abuelos se le cae la baba con él, también a sus padres y a su tío. Ese soy yo, claro.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Una chica almodóvar

"Encontrar la salida de este gris laberinto, sin pasión ni pecado ni locura ni incesto. Tener en cada puerto un amante distinto. No gritar qué he hecho yo para merecer esto."
Eso escribe Joaquín Sabina en el homenaje a mi querido Pedro en Una chica Almodóvar.
Antonio López, Joaquín Sabina, Pedro Almodóvar. ¿Puede alguien imaginarse tres mejores cronistas de Madrid? Y no sólo de Madrid, claro. Madrid sólo es el escenario. Y no sólo el escenario.
No sé si en el musical de Sabina que escribe David Serrano habrá algún cuadro de Antonio López, porque de esa manera tendría el triplete. Hoy en El Mundo cuelgan un vídeo sobre el musical y muestran la coreografía de Una chica almodóvar. Entrevistan a la prota, actriz fetiche de Vicente Villanueva (Lo contrario al amor) alguien que también va camino de convertirse en otro referente madrileño y no sólo madrileño. Y entrevistan también a Pablo di Pace, un argentino que está encantado en Madrid. A Pablo lo conocí este año porque trabajó en la última temporada de Física o química. Es guapo, sabe actuar y cantar. ¿Quién da mas?
Y me hace gracia pensar que Una Chica Almodóvar está dentro del album Física y química. Recuerdo como si sólo hubieran pasado cinco minutos, el día en que desde Antena 3 nos comunicaron que Física o Química se iba a titular así. Yo, que durante meses odié ese título (ahora ya no, como bien decía mi jefe, un título se convierte en bueno cuando la serie triunfa) me ponía colorado cada vez que imaginaba al gran Sabina maldiciéndonos por habernos apropiado de manera tan chusca de su título. Si es que se llegó a enterar, claro.
Y también me imaginaba a Sabina asomándose alguna vez a la serie, por simple curiosidad, y odiándola sin ningún tipo de fisuras. Y cómo me retorcía pensando que alguien a quien admiro de la manera en que lo admiro me despreciara así. No sé si pasó. Y si pasó, que no me entere, por dios.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Antonio López

Y desde ayer, después de ver la exposición, ya puedo decir que mi verano ha sido como uno de sus grandes cuadros: realista, madrileño y melancólico.
Y paseando por el museo comprobamos que las mujeres mayores hablan mucho más en los museos que en misa. Y que los padres llevan a niños muy pequeños para que se culturicen. Y al menos algo de anatomía aprenden ya que se quedan fascinados ante los órganos genitales de las magníficas y tristes esculturas.
Ya no volveré a ver una nevera como sólo una nevera. Al abrirla pensaré, ¿cómo la hubiera pintado López?
Y Guille y yo nos reímos al imaginar al pintor en su casa posando la vista sobre algún espacio u objeto cotidiano y su familia temblando al temer que ese objeto o espacio quedara ahí suspendido en el tiempo, inalterable hasta que el pintor decidiera acabar la obra. "Papá, que este yogur ya está caducado y huele mal..."

domingo, 18 de septiembre de 2011

Volver

Después de la trilogía de los Juegos del Hambre, de volverme a encontrar con John Irving en la espectacular El mundo según Garp, de encerrarme en La Cúpula con Stephen King, de reirme con Que empiece la fiesta, o del descubrimiento que me hizo mi cuñado de El esplendor, y de sumergirme en ensayos de la España del siglo XVI, (esto por trabajo), el verano llega a su fin. Y sé que me dejo alguno más encima de la mesilla de noche. A Oscar Wilde, a Harry Potter...
¿Vuelvo para quedarme? Ni idea. Pero vuelvo.
El martes iremos a ver la exposición de Antonio Lopez al Thyssen y ahí sí que pondremos punto final al verano. Un verano abúlico, soso, tranquilo, de horas en el sofá y delante del ordenador. Un verano de sólo una escapada, y un paseo al hayedo, y de descubrir el scrabble. Un verano en el que me he hecho mayor (a pesar de la literatura adolescente que me ha acompañado). Pero son cosas que pasan. Ya habrá tiempo de volver a ser un jovenzuelo, digo yo. Y si no, pues no.
Septiembre. Ah, qué gran mes.
Reentré, qué gran palabra.
Y tengo muy buenas noticias. Que aún no puedo contar.