domingo, 31 de enero de 2010

La dolce vita

Leo en El País un artículo de Miguel Mora sobre Fellini que no puedo dejar de recomendaros. Sobre todo si habéis ido a ver Nine, (el remake musical de 8 y medio) o si hace mucho que no veis una peli de Fellini, o nunca la habéis visto. Yo no soy un experto en el director italiano, pero hay unas cuantas películas de él que me trastocan, me conmueven, me sacuden, me identifico. Aún recuerdo lo que sentí viendo La dolce Vita, para mí una de sus obras cumbres. El artículo de Miguel Mora va sobre esa película. Sobre el maremoto, el escándalo que supuso su estreno. Yo no tenía ni idea, me acabo de enterar. Pero es completamente lógico, claro. La peli, como bien dice Mora en su artículo se adelantaba 30 años a su tiempo. Cito textualmente: "Generó controversia salvaje. Dolió su verdad profunda y profética, que anticipó en 30 años la caída al vacío, ese retrato fragmentario de las vísceras de una sociedad frívola, aburrida, decadente y cínica." Sigue contando Mora que el Vaticano también se sumó a la condena de la película.
Y lo mejor del artículo, para mí, con lo que me identifico completamente, y por lo que admiro y me siento por momentos tan cercano a Fellini (no en su genialidad, claro) es la respuesta que él da ante tanto aspaviento, para explicar lo que pretendía: "Sólo quería decir que, pese a todo, la vida tiene una dulzura profunda, innegable"

Toma ya. Y es verdad. Eso está ahí, en La dolce Vita. En medio de todo ese derrumbe, en medio de toda la soledad, del cinismo, de la falsedad, del caminar sin rumbo, en ese describir a los personajes con una crudeza pocas veces contada hasta ese momento, hay en todo el metraje un poso de dulzura. Y la visión de alquien que cree que hasta en el caos la vida merece la pena. Y que hasta en la superficialidad más absoluta, la vida tiene algo de dolce vita.


Este es el enlace del artículo, por si os apetece echarle un vistazo. Seguro que os dan ganas de ver o de volver a ver La dolce Vita. (Aviso para principiantes en Fellini, hace falta un poco de paciencia para adentrarse en su ritmo y en su tono, pero la recompensa os aseguro que merece la pena) : http://www.elpais.com/articulo/cultura/dias/dolce/vita/elpepucul/20100130elpepucul_2/Tes

jueves, 28 de enero de 2010

El mismo año, por si había dudas.


Esta foto también corresponde a ese año, por si había alguna duda. Jesús al enviármela ha titulado la foto como "Menudo trío". Pues sí, menudo. El de las gafas imposibles, yo, el del centro, Ramón, primo de Jesús. Y a la derecha, Jesús. Los tres nos conocimos en el colegio mayor y de ahí nació una amistad con Jesús que dura ya 18 años.Me encanta nuestra actitud y el color de la foto. ¿Os acordáis de Fama, la peli original? ¿A qué podríamos ser tres de los protagonistas?

No echo de menos esa época, a pesar de lo felices que fuimos. Por ahora siempre que miro atrás me quedo con el presente. Y ninguna década y ningún año mejor que el que estoy viviendo. Aunque hay fotos como esta que me llenan de ternura. Y no puedo evitar desear que hubiera una máquina del tiempo que me devolviera, a mí y a ellos, justo a ese momento, justo al día de esa foto. ¿Qué darían de cenar esa noche en el comedor? ¿en qué lío sentimental estaríamos inmersos? ¿de quién despotricaríamos? ¿cómo imaginaríamos nuestro futuro? Ese era uno de nuestros deportes favoritos. Imaginar el futuro. Pues bien, ahora desde el futuro, veinte años despúes, ya no hace falta imaginarlo. Ahora lo estamos viviendo. Y me gustaría decirle a esos tres de la foto, tan llenos de confianza, que tenían razón, que no se equivocaban. Veinte años después, el saldo es positivo.

Año 91


A mucha gente le he hablado de los pelos que llevaba yo en primero y en segundo de carrera. Allá por el 91-92. Casi hace veinte años, qué cosas. Yo sabía que sólo Jesús tenía un documento gráfico y hoy lo ha escaneado y me lo ha enviado. ¡Muchas gracias, Jesús! (Sé de uno que se va a estar riendo sin parar de aquí a París) Y sí, aquí esta la prueba de que yo no mentía cuando hablaba de mis pelos a lo Jackson Five. Al caminar el pelo se movía como un muelle. Todo un espectáculo. Recuerdo que no me lo dejé crecer a propósito, más bien se me iba olvidando ir a la peluquería y de repente, plaf, ahí estaba, el efecto muelle y el efecto Jackson Five. Dani, un amigo, cuando nos vemos, muy de pascuas a ramos, siempre me dice lo mismo, "Qué feo eras de joven, maricón. Menudo cuadro" Yo, qué queréis que os diga, difiero de su opinión. Viendo ahora esta foto y la siguiente que colgaré, a pesar de las pintas, me veo guapo guapo. Lástima no haber sido consciente en su momento. Aunque a lo mejor eso también tenía su encanto, claro.

viernes, 22 de enero de 2010

Javier, dentro y fuera de Cámara

En la misma revista, en OnMadrid, me encuentro en la página final una entrevista con mi adorado Javier Cámara. Hace más o menos un mes iba yo paseando a mi perro y oigo un frenazo y una voz de atrás que me grita: Carlitos! Me doy la vuelta y veo un taxi parado en medio de la calle y que de la puerta de atrás asoma Javier Cámara. Había parado el taxi sólo para saludarme. Y en dos minutos, colapsando la circulación, recordamos lo bien que lo habíamos pasado unas noches antes en un evento de estos absurdos que resultó una fiesta magnífica. Esos dos minutos de charla, y sobre todo esa parada de taxi, me alegraron el resto del día. Javier, es de este tipo de actores que tiene el don de la simpatía, fuera y dentro de cámara. Y aunque no puedo presumir de su amistad, sólo coincidimos trabajando en una peli, Javi siempre logra que cuando estás con él, te sientas primo hermano suyo. Eso es un don. Un don que no sólo tienen algunos actores, claro. Pero yo sobre todo me lo he encontrado entre los de su oficio. Los que trabajamos con ellos, escribiendo, dirigiendo, montando, en el sonido, etc, a menudo despotricamos contra los actores. Sus caprichos, sus egos, sus manías, sus chóferes (son los únicos de un equipo, bueno, con el director, a los que van a recoger a casa) sus sueldos... Pero muchas veces olvidamos el reto que supone, el vértigo que supone, ponerse delante de una cámara y empezar a trabajar a la orden de acción, con 50 personas mirándote. Imáginaos que os pasara eso en vuestros trabajos. Que tuvieráis siempre a 50 personas pendientes de vosotros y que tuvieráis que arrancar a trabajar a la orden de alguien, justo en ese instante. En un trabajo además en el que no sólo tienes que recordar un texto, (algo que parece fácil pero no lo es tanto) también te tienes que mover, interactuar con los compañeros y encima prestarle tus sentimientos al personaje que te estás inventando. La interpretación es este tipo de trabajo que sólo te das cuenta de lo duro que es hasta que un día te toca a ti jugar a serlo, aunque sólo sea con dos frases de nada.
Por eso a mí me maravilla cuando dentro de esa profesión dificil, llena de inseguridades, de castings odiosos, de paro, de frustraciones, te encuentras a personas como Javi Cámara. Todo en él irradia luz. Tanto dentro como fuera de su apellido, ya digo.

En la entrevista acaba contando una anécdota que le encanta contar y que yo siempre que la escucho me llena de ternura. Le pregunta el periodista: ¿Cómo fue tu llegada a la capital? Y Javi contesta: Al estilo Paco Martínez Soria. La primera vez que monté en el vagón del metro dije "buenos días" al entrar. La gente me miró e hizo un círculo a mi alrededor. En la siguiente parada un señor hizo lo mismo y luego empezó a pedir dinero. Ya me he acostumbrado a no saludar, pero me sigue pareciendo feo.

La anécdota no sólo habla de su supuesto "paletismo", también le define. Sobre todo en esa última frase: "Ya me he acostumbrado a no saludar pero me sigue pareciendo feo"

Por eso, supongo, es capaz de parar un taxi en pleno Fuencarral para saludar a un conocido y alegrarle el día.

Radiografía

Los que viváis en Madrid no os perdáis hoy la revistilla de los viernes de El país, la de OnMadrid, y su reportaje titulado Radiografía de los madrileños por barrios. Define a los habitantes del barrio de Salamanca, Chueca, La Latina, Lavapiés, Malasaña y Del polígono (barrio inventado que viene a ser cualquier barrio del extrarradio). Aunque son un cúmulo de generalidades, la verdad es que es una radiografía muy divertida y bastante certera. Yo, al leerlos, me identifico curiosamente con casi todos esos barrios, o al menos tengo algo en común con casi todos ellos. Siempre he sido así, un indefinido. Hasta curiosamente con los De El Polígono, porque así como los de los otros barrios prefieren las series que me gustan a mí (Mad Men, Weeds, Lost, Los soprano, A dos metros bajo tierra...) los del polígono prefieren ¡la serie que escribo (escribía) yo! O sea Física o Química. (En el reportaje, eso sí, se empeñan en llamarla Física y Química, algo que El País siempre ha hecho con nosotros. Al principio creía que era un error, yo creo que ahora simplemente se cachondean) Y claro, no puedo evitar reflexionar sobre este hecho. Soy un moderno de Malasaña-Chueca-La Latina, pero que vivo gracias a que las Yolis del mundo les gusta mi serie. Mi sueño sería poder vivir también de escribir las series que les gustan a los de Malasaña-Chueca-La latina-Lavapiés, (o sea a mí) pero cada vez que intento algo de ese tipo me doy con un muro bien gordo, un muro casi poliédrico: una cara de ese muro es la falta de talento, otra cara el rechazo de la cadena, otra el escepticismo lógico de mi productora, otra... En fin, yo seguiré intentándolo. Quiero seguir gustando a las Yolis, claro, pero me gustaría que mis series se colaran también en los barrios que física o sentimentalmente habito.

lunes, 18 de enero de 2010

Irascible

Supongo que no sólo me pasará a mí. Supongo, o me gustaría creer, que a vosotros también os pasa. De repente una mañana te levantas y te notas de mal humor, irascible, y la cosa en vez de mejorar va empeorando a lo largo del día. Y no hay un motivo aparente. Lo buscas, cual detective, intentas entender qué fue lo qué te llevó a ese estado, si existe algún motivo concreto o es más una desazón existencial. Pero no hay nada. Sí, si rebuscas mucho siempre encuentras cosas, claro, pero tienes casi la certeza de que no es por ninguna de ellas, porque esas también estaban ayer o antes de ayer ahí y no habían provocado ese mal humor. Así que no te queda más remedio que tomar cartas en el asunto. Intentar que se te pase, o aislarte ese día del mundo, para que nadie sufra tu irascibilidad.
A mí me pasó el sábado, me levanté raro y la cosa fue a más. Casi estallo en el cine, justo delante de mí se sentó un señor con una melena abultada que me tapaba parte de la pantalla. Y por mucho que yo estirara la cabeza apenas podía leer los subtítulos de la peli. Me fui alterando más y más, tuve la sensación de que de haber tenido unas tijeras conmigo no me hubiera cortado y le habría cortado el pelo. Así, sin avisar, a mala leche y con muchos trasquilones. Mientras fantaseaba con ese momento manostijeras y me cabreaba más y más, de repente pensé en Haiti. En los cien mil muertos, en los cuerpos enterrados de miles de niños. En los que habían sobrevivido y se quedaban huérfanos de padres y de país. Yo ahí cabreado en el cine por una melena abultada, mientras otros lidiaban con la mayor de las tragedias. Ese nuevo punto de vista, ese poner en cuarentena mi cabreo, dándole a mi estado de ánimo un poco de perspectiva, no sirvió de mucho. Sólo sirvió para enfadarme más conmigo. Por estar cabreado por algo tan nimio.
Eso sí, a la vuelta a casa hice una donación a la Cruz Roja. Tampoco me alivió, pero espero que a alguien le sirva.

lunes, 11 de enero de 2010

Hecho añicos


Una vez hecho añicos el sueño de la nieve. Satisfecho y con toda la cara llena de polvo nevado.

Un sueño de nieve


En el post titulado Páginas nevadas, que colgué esta mañana, había un error tipográfico. En vez de poner suelo, puse sueño. Y de repente cuando lo leí, esa frase con el error quedaba así:

Y los perros disfrutaban como niños de ese sueño blandito que se deshacía en polvo bajo sus patas al correr.

Estuve a punto de dejarlo porque sin querer me había quedado muy poético. Pero al final opté por corregirlo. Ahora al ver esta foto, me acordé de la frase y pensé que aquí si podría encajar estupendamente. Un suelo como un sueño para Mazinger. Un sueño que se iba deshaciendo en polvo al correr.

Retrato


Al igual que cuando uno escribe de repente se encuentra cosas por el camino que no esperaba, mucho más interesantes que su idea inicial, cuando se sacan fotos pasa algo parecido. Yo me dirigía a la azotea de mi edificio con Mazinger para que el disfrutara un poco más del manto nevado y virgen por el que todavía nadie había pisado, y de paso sacarle unas cuantas fotos, cuando por las escaleras vi una luz estupenda y capturé esta imagen.

Páginas nevadas


Las calles se llenan de nieve. Y por lo tanto las páginas de internet también. Todo el mundo sube sus fotos para dar cuenta de que estuvo ahí mientras nevaba. Yo no iba a ser menos. Ayer por la tarde noche en Madrid no dejó de nevar y cuando bajé a Mazinger, la plaza respiraba una quietud extraña. La luz de las farolas se reflejaba en el manto blanco y la noche parecía menos noche. De repente éramos como habitantes de un planeta distinto. Todo el mundo sonreía y sacaba fotos. Y los perros disfrutaban como niños de ese suelo blandito que se deshacía en polvo bajo sus patas al correr.
Esta mañana seguíamos disfrutando del blanco nuclear. Los únicos que no lo hacían eran los barrenderos y los que se encargan de limpiar los jardines. Se han pasado media mañana con la pala quitando la nieve. Mientras los chavales, que se han quedado sin clase, disfrutaban lanzándose bolas heladas y Mazinger volvía a recuperar su alegría juvenil persiguiendo como loco a Era. Gran nombre para una perra, Era.
Hoy es uno de estos días en los que me vuelvo a alegrar de trabajar en casa. Qué suerte no tener que coger el coche, ni el metro, qué suerte no tener que quedarme atascado en la M-30.

lunes, 4 de enero de 2010

Audiencias

Leo en las páginas web de televisión que TVE sin publicidad ha empezado el año arrasando en audiencias. Normal, la experiencia de ver una peli tras otra sin anuncios es algo completamente nuevo y magnético. Te atrapa. Uno tiene la sensación de estar viendo Canal + pero con mejor calidad de imagen. Yo comencé el año tirado en el sofá y tragándome una peli tras otra en la Primera. Y comprobando ahora las audiencias creo que no fui el único. Pero claro, el éxito en esos abultados datos de audiencia no es sólo porque se hayan sumado más espectadores, hay otra razón de peso y que tal vez haga variar a partir de este año la medición de audiencias. O al menos haga replantearse al resto de cadenas cómo presentar sus datos salidos de los audímetros. Hasta ahora la audiencia de un programa determinado, era el cómputo de la audiencia que tenía en cada minuto y después se hacía la media. Y en esa media se incluía también, claro está, los minutos dedicados a anuncios. Y eso provocaba siempre que la media bajara bastante, ya que en el tiempo de la publicidad casi todo el mundo hace zapping. De ahí que cualquier programa que por ejemplo tenga de media un 21, si le quitáramos los minutos de publicidad subiría inmediatamente a un 26 o 27.
Por eso tengo la sensación de que las cadenas que no son la Primera, van a empezar a publicitar sus datos de audiencia con un asterisco y poniendo en letra pequeña que ese dato es la media sin publicidad. Porque claro, el ego de las cadenas se puede ver muy resentido si durante todo este año la Primera les saca unos 10 puntos de ventaja.

domingo, 3 de enero de 2010

2010

Tengo la sensación, o podría decir que casi la certeza, de que este será para mí un año de siembra. Los frutos, en el mejor de los casos, los empezaré a recoger a final de año y seguramente en 2011. Antes no tenía paciencia, era incapaz de pensar tan a largo plazo (como si un año fuera un siglo), todo lo quería ya, enseguida. Ahora sé que lo bueno, muchas veces, se hace esperar, y que las cosas, los niños, y en definitiva todo lo que se crea, tiene su tiempo de gestación. Ahora también sé que me gustan los años de siembra, porque te traslandan al futuro, a lo que vendrá, a la incertidumbre de todo lo que podrá ser, al deseo de que salga bien. En un año de siembra todo es posible pero todavía nada es.
Estoy sembrando una nueva serie, estoy tirando mi novela para empezar de nuevo, estoy acabando una obrita de teatro coescrita con una amiga, estoy planeando un nuevo blog, en breve rodaré un corto después de años sin hacerlo, y hay otro proyecto en mente que tiene que ver con la serie que estoy creando que me apasiona por encima de todo lo demás. También seguiré sacando fotos, intentando inmortalizar la belleza, a través de imágenes y también de palabras. Este año de siembra voy a ser un cultivador esperanzado. Porque esperaré lo mejor y no me sentaré a desear que ocurra. Cultivaré.
Vendrán tormentas, lluvias torrenciales, granizo, helada, que se llevarán parte de la cosecha. Pero también habrá días de sol, trabajo, el apoyo de compañeros y amigos, y algo de la cosecha germinará, florecerá y dará su fruto.
Estoy convencido. Porque si uno no está convencido al comenzar el año, ¿cuándo lo va a estar?