miércoles, 30 de diciembre de 2009

Feliz 2010

No sabía cómo despedir el año desde mi blog. No me apetecía nada hacer un recuento del año, ni una lista de deseos para el que viene. Y de repente ayer me llegó la tarjeta de felicitación de Fangoria y las Nancys Rubias y eso me iluminó.
Cada año que pasa me parezco más a Mister Scrooge, el personaje de Dickens que odia la navidad. Y al igual que él refunfuño por todo. No me gustan las compras, los compromisos, las luces, el frío que hace... Y me siento un tópico con patas por renegar de la Navidad. Sobre todo cuando sí hay cosas de estas fechas que me gustan. Y una de ellas es que la gente se felicite. Porque aunque también podría considerarse una obligación, yo siento esas palabras sinceras. Es raro que alguien te felicite la navidad con mal humor, o de manera hipócrita. Como mucho tal vez con un poco de sorna. Pero una sorna simpática. Y siempre es agradable que alguien te desee lo mejor, ya sea tu vecino, tu padre, tu amigo o un compañero de trabajo.

Recibir cada año la postal de Alaska y Las Nancys Rubias es otro de los placeres de estos días. Me cuesta imaginar algo mejor que ejemplifique lo que las navidades tambien puede ser. Después de los compromisos con la familia, no siempre terribles, a veces también muy placenteros, o con los compañeros de trabajo, qué mejor que celebrarlo con la familia que uno escoge. Y ellos, Fangoria y Las Nancys, son eso, familia.

En la foto están trinchando un pavo que no es tal, porque es de plástico, y ellos van de negro riguroso, entre otras cosas porque estiliza. Ellos son así, conocerlos es adorarlos. Y yo no os puedo desear nada mejor para el 2010 que tengáis la suerte de compartirlo con gente como ellos, que siempre están ahí cuando hace falta, y que viven de la manera que saben y quieren vivir.

Feliz 2010, sin sorna, sin hipocresía y de manera sincera.

viernes, 18 de diciembre de 2009

En la radio

Salgo a las 11 y media de casa a toda prisa para ir a comprar un palo de fregona, porque Mirella, que viene a limpiar todos los viernes, lleva pidiéndomelo desde no sé hace cuanto y siempre se me olvida. Por el camino me encuentro con la vecina del cuarto, una señora de setenta años con incontinencia verbal y la mar de desconcertante, lo mismo me echa la bronca por cualquier tontería como que se pone a hablar bien de mi perro. Total, que la buena mujer me para y me dice: "El otro día te escuché en la radio y yo que te tenía por una persona tímida y discreta..." Entonces la miro con temor y me pongo a pensar, ¿qué habré dicho en la radio?, era sobre la serie así que es probable que haya escandalizado a la buena mujer, yo que llevaba en secreto que era el guionista de Física o Química, ya verás ahora...
Pero la vecina continúa: "de repente en la radio te transformaste, y qué resuelto, qué simpático y qué voz más divina". Sí, esas fueron sus palabras exactas. Qué voz más divina. Yo, claro, me quedo muy bien sin saber cómo reaccionar y me limito a sonreír y a darle las gracias. Y me voy a por el palo de fregona.
La buena mujer sin saberlo me ha infundido ánimos porque en un rato entraba en directo en Radio Catalunya, para darle una sorpresa a Eduardo Noriega. Hacían un repaso de su carrera y querían que la primera persona que le había dirigido en un corto le saludara en directo. Odio hacer esas cosas, porque aunque la buena vecina ahora crea que soy más simpático y que tengo una voz divina, en realidad me corto bastante ante situaciones así y soy cero ocurrente. Vamos, que la imagen que ella tenía de mí antes del momento radio, era bastante acertada, me temo.
Pienso alguna ocurrencia graciosa pero no me viene nada a la cabeza. Decido escuchar la entrevista que le están haciendo antes de que me toque entrar y alucino al descubrir que Eduardo habla catalán de una manera fluida. Qué tío. Yo con eso ya no puedo competir, bastante es que pueda seguir a duras penas la conversación en otro idioma.
Me toca entrar en directo y visualizo a la señora repitiéndome lo de la voz divina. Eso me da fuerzas, aunque cuando me presentan y me pongo hablar, mi castellano de alguna manera rompe con la fluidez catalana y me siento un tanto absurdo. Menos mal que todos, presentadores y el propio Eduardo (al que he tenido la inteligencia de avisar antes, para que no le pille de sorpresa) me lo ponen fácil. Y salgo más o menos airoso del envite.
Hace dos minutos Eduardo me acaba de llamar para darme las gracias, y para decir lo mucho que se sufre haciendo estas cosas. Y yo le digo que ha estado estupendo y hablando con una fluidez y una entereza asombrosas, sobre todo para hacerlo en otro idioma. "Calla, calla que yo no sabía dónde meterme, estaba colorado, y tapándome la cara" Y yo pienso, pues ya éramos dos. Pero eso es lo bueno de la radio, que nadie te ve y sólo oyen tu voz, y hasta les parece divina.

martes, 15 de diciembre de 2009

Haidar

Creo que estos días estamos media población explicándole o más bien improvisando algo coherente a la otra media población cuando nos pregunta sobre el caso Haidar. Primero intentas contarle los hechos ocurridos hace unas semanas (yo llevo leyendo como loco todo lo que se publica y aún no sé muy bien qué ha pasado) y luego toca el momento de remontarse treinta años atrás y hablar sobre la colonia del Sahara y de cómo España actuó o dejó de actuar. Y yo creo que ahí empezamos todos a patinar y a improvisar. Bueno, todos no, habrá gente que sepa realmente de lo que va la cosa. Yo recuerdo que ya cuando estudiaba Relaciones Internacionales en la facultad con el tema de la Marcha Verde se me quedaba cara de gilipollas. Como tengo un poco de morro, si me preguntan contesto o más bien improviso. Eso sí, si me toca pronunciarme y dar mi opinión sobre la huelga de hambre, sobre la actuación de España o de Marruecos, ahí hago mutis por el foro.
No tengo ni idea. Sé que no quiero que se muera esa señora, pero me alegro de no formar parte del gobierno porque no tengo ni la más remota idea de qué hacer al respecto. Los actores que la apoyan sí parecen tenerlo claro, y hasta los partidos de derechas, que de repente en esto como en tantas cosas parecen más de izquierdas que los del PSOE.
¿Hay que morir por defender tus ideas? ¿Cuánto hay de responsabilidad en todo esto del actual gobierno español? ¿Se puede uno retirar con dignidad cuando ha empezado una huelga de hambre? ¿Acceder a las exigencias de Haidar es chantaje o justicia? ¿Si uno está en su derecho de morir por lo que cree no lo están también los gobiernos de hacer oídos sordos si no les conviene el asunto?
Yo sólo tengo preguntas y ninguna respuesta. A veces envidio a los que la apoyan tan fervorosamente y otras veces sin embargo me alegro de no pronunciarme. Y tengo la sensación de que esto nos pasa a muchos. Qué sé yo.
Vaya post cargado de incertidumbres...

domingo, 6 de diciembre de 2009

Sufjan

La canción más bonita del mundo. Bueno, una de ellas, claro. Y la acabo de descubrir. Siempre llegando tarde a todas partes, ay...
Seguro que la conocéis, pero por si las moscas, en este domingo lluvioso quiero compartirla con vosotros.

http://www.youtube.com/watch?v=otx49Ko3fxw

viernes, 4 de diciembre de 2009

Negociación

La clave para el éxito de una negociación es que las dos partes que discuten se escuchen e intenten, ambas, aproximar en la medida de lo posible posiciones. Cuando las dos partes en vez de escucharse se insultan y sienten que cualquier paso de aproximación es intolerable y atenta contra su dignidad, apaga y vámonos. La negociación está condenada al fracaso. Y sólo va a generar mala leche. (Sé que es una verdad de perogrullo, pero tenía que empezar de alguna manera)
Autores e internautas. Ay...
Yo curiosamente, y como tantos, soy las dos cosas. Autor y usuario de la red.
¿Qué tal si para empezar esta negociación/discusión yo como autor, no te llamo a ti, ladrón y tú como internauta no me llamas a mí, vago maleante, artista mediocre "cómomevoyagastaruneuroenbajartumusicademierda"

Tal vez sería una buena manera de comenzar. Y después iríamos al segundo paso. Intentar ser sinceros. Y empiezo siendo sincero yo. Qué no se diga. Yo te digo a ti internauta, que yo cuando ejerzo de internauta también me he bajado y me bajo musica/series gratis, o sea de manera ilegal. Y tú después, tal vez, internauta, me quieras reconocer, que de todo este lío no te está preocupando demasiado, o no sólo, la libertad de expresión, si no que te eliminen algo que como ya está adquirido (el hecho de bajarte musica/pelis gratis) lo consideras un derecho.
No pasa nada por admitir estas cosas. Sobre todo porque si lo admitimos, empezaremos a escucharnos. Creo yo.

Y ya puestos a admitir, y esto es más delicado porque voy a arrimar el ascua a mi sardina, qué tal si admitimos que en esta confrontación A-Z (A: Autores, Z internautas, por ejemplo) La balanza hoy por hoy está mucho más inclinada al lado de la Z. Es decir, hoy por hoy, los internautas tienen acceso (ilegal, pero lo tienen) a todo lo que quieren y los autores (y toda la industria que sustenta) se está yendo, o se ha ido, ya al garete. Por lo tanto, señores y queridos internautas, admitamos que la balanza hoy por hoy está a vuestro favor. Y por lo tanto, hay que buscar un equilibrio.

Si admitimos eso, o si admitiérais eso, tal vez, vuestro enfado y vuestro grito en el cielo, cada vez que un autor simplemente quiere inclinar la balanza hacia el medio, sería menor. Es decir, yo entiendo que ante la posibilidad de la nueva ley de que cierren tales o cuales páginas, de que alguien pueda decidir lo que se cierra y lo que no, uno se asuste y se alarme. Pero entended que se está buscando la manera de intentar un equilibrio. En un mundo capitalista, del que seguro vosotros tampoco renegáis, sin ingresos no hay producto. Y tampoco cultura, porque la cultura es un producto (perdón otra vez por la verdad de perogrullo). Tenéis razón cuando decís que los autores, (y cuando digo autores me refiero a toda la industria que los sustenta) vamos por detrás, que hemos perdido muchos trenes. Evidentemente. Que la teconología y los internautas habéis cogido carrerilla y que el mundo ha cambiado. Evidentemente. Pero sois lo suficiente inteligentes para admitir, desde la sinceridad, que si nadie paga, se dejará de producir. Y eso ninguna de las partes lo quiere. Por eso a las dos partes le interesa negociar y no insultar. Por lo tanto, dejemos de gritarnos los unos a los otros y busquemos una solución intermedia.

Yo como autor no quiero que pagues por todo lo que ves. Sobre todo porque ahora que vemos tantas cosas, no habría sueldo en el mundo para pagar por todo. Pero sí que pagues al menos por parte de lo que ves. ¿Es tan descabellado? ¿De verdad que me tienes que llamar artista de mierda por proponer eso?

En una negociación las dos partes pierden, para poder ganar. Como los autores llevamos perdiendo desde hace años, creo que eso ya lo tenemos asumido. Sabemos que nada volverá a ser como antes, pero queremos que al menos algo cambie, para que al menos algo pueda ser. Y podamos sobrevivir.

A vosotros, desde vuestra posición de privilegio (y no de víctimas, por mucho que algunos se empeñen en vender esa imagen) os toca la parte más difícil. Que admitáis que os toca ceder. Al menos algo. Ceder para que todos ganemos. Y para que dentro de dos o tres años siga habiendo pelis, música, series, que descargar.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Don Draper

Voy a oficilizar este sentimiento que me embarga hoy como el sentimiento Don Draper. Cuando estás buscando nuevas ideas para una nueva serie, novela, o lo que sea, pasas por diversos estados anímicos. A veces das con una pequeña cosa, que en ese momento te parece la caña de España, y te crees Leonardo Di Caprio en la proa del Titanic, o sea, el rey del mundo. Otras veces sin embargo, buscas y buscas y por más que buscas sólo tienes la sensación de picar piedra, y no dar nunca con la veta de oro, ni con la de carbón. Lo peor, con todo, de esos momentos en los que sientes que nada decente se te ocurre, es que se te cruce por la mente un personaje maravilloso creado siempre por otro, claro. Yo hoy me he topado con Don Draper. Ya es mala suerte.

Don Draper, como muchos sabréis, es el protagonista de Mad Men. Un publicista a caballo entre dos mundos, el tradicional de los años 50-60 americanos (un mundo en orden, apacible y próspero pero muy aferrado a los valores tradicionales) y el moderno, una America que empieza a desmoronarse al grito de la libertad. Don Draper está vislumbrando que el poder hegemónico del macho empieza a terminarse, y no quiere perder ninguno de sus derechos pero a la vez empieza a darse cuenta de que el mundo va más rápido que él y que o se adapta o se muere. Es un hombre también con un presente cimentado en un pasado inventado, le arrebató la identidad a un soldado muerto. Y eso, añadido a su carácter elegante y taciturno, le da un no sé qué existencialista, es alguien que aunque lo tiene todo para disfrutar de la vida (éxito, dinero, familia, amantes) siente que nada le interesa demasiado. Es un inadaptado, aunque posea casi todo aquello por los que suspiran muchos de sus compatriotas.
Eso es un personaje. Sí señor. Y ya si encima lo interpreta un actor cojonudo, apaga y vámonos.
Por eso he bautizado este sentimiento mío como el sentimiento Don Draper. No es más que la frustración de que nunca estaré a la altura de eso.
Lo mejor en estos casos es olvidar que existe y tirar para adelante, claro. Qué le vamos a hacer...