viernes, 23 de octubre de 2009
Anthony
Yo a Anthony le llamo Anzoni. En realidad esa th se pronuncia más o menos como una t que se escupe. ¿Pero cómo voy yo a escupir una letra del nombre de Anthony? Porque después de haberlo maldecido, perseguido, añorado, querido, ahí seguimos, encontrándonos y rencontrándonos por distintas ciudades y distintos países. Prometí ir a verlo a París, pero al final no pudo ser. Y de ahí que yo haya vuelto NY, esa ciudad en la que la última vez nevaba y yo lloraba Broadway pa abajo y Broadway pa arriba. También hubo primavera y sol. No todo fueron calamidades y no todo fue aprender y desaprender inglés. Nueva York y yo somos mucho más que eso, señora. Y NY y Anthony ni te cuento.
Anthony pronuncia mi nombre y el de todos sus amigos españoles con un acento español perfecto. El cabrón es bilingue y en proceso de ser políglota de cuatro idiomas. Su hermana, cuando él habla de alguno de nosotros y pronuncia nuestros nombres en perfecto idioma extranjero (para su hermana, claro), se mosquea. ¿Cómo que Carlos, será Caahlos? Y Anthony le explica que no, porque igual que se enorgullece de tener amigos que no escupen su t, también se enorgullece de llamarlos por su verdadero nombre. Aprendió español en España, aunque ahora tiene un ligero acento mejicano, debido a su familia mejicana, con la que se reencontró cuando aprendió su idioma. Siempre nos reimos de él por ese acentillo pendejo, pero yo me enorgullezco de que haya aprendido un idioma para rencontrarse con su familia y su mitad latinoamericana. Y para que él y yo podamos entendernos en dos idiomas. Aunque pasen meses sin contacto entre nosotros, sólo necesitamos dos minutos para volver a estar donde lo habíamos dejado. En inglés y en español. Y ahora ya sin nieve que nos separe.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
no mames!...yo sigo pensando que tiene poca educación y gustos caros. Es broma, anthony es un grande!!!
mike
Publicar un comentario