Me acuerdo de una ocasión en la que tenía que haber dejado a mi pareja pero en vez de eso dejé mi trabajo. O a lo mejor fue al revés. O a lo mejor ya había dejado a mi pareja y lo único que se me ocurrió para soportarlo fue dejar el trabajo. El caso es que negando el sufrimiento que sentía me dio por desbaratar mi vida. O a lo mejor tampoco fue así. A veces los sentimientos se confunden, y a base de reprimir y negarlos acaban apareciendo por otro lado. O a lo mejor es más sencillo que todo eso, simplemente algo ocurre en tu vida que te deja vulnerable y en ese estado frágil cualquier contrariedad puede hacerte añicos.
Yo me acabo de dar cuenta de que odio Paris. Y de que adoro el skype. Y de que el 19 de febrero está a la vuelta de la esquina.
Vale, esta es una entrada desconcertante. Yo soy el primer sorprendido.
sábado, 6 de febrero de 2010
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4 comentarios:
Pues yo la he entendido perfectamente...
Y yo, con mi lagrimita y todo. Ay, Carlitos, se te quiere mucho..! Aunque no soportes que te lo digan!!
la verdad es que es muy clarita... o somos muy listos y estamos confundidos...
...descubrimos ese instante,
el desconcierto.
Al fondo de los ojos
las ansias del olvido...
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