Soy un agonías. Vale. Lo sé. Pero es lo que tenemos la gente que escribimos. Que deformamos, que exageramos la realidad para hacerla más interesante, o para hacerla más intensa, o más divertida, o más dramática. Y a veces nosotros mismos caemos en nuestra propia deformación. Yo soy así. Qué le voy a hacer. Pero os juro que cuando caigo en el pozo sólo veo la oscuridad, y a penas el huequecillo del sol, porque a veces afuera incluso está nublado. Y entonces la cosa se complica y uno se pone tremendo.
Pero el sol ya brilla intensamente. Y encima yo he salido del pozo. Por fin he dado con una historia que me gusta. Y he respirado tranquilo. Mi mente sólo se atascó una semanita. Ha sido eterna, pero ya pasó.
Gracias a los que me habéis aguantado. Y gracias por no tomarme nunca demasiado en serio. Ea.
Y gracias también a los que me empujan a ser mejor. Y a los que creen en mí más de lo que yo mismo creo. Al final siempre aciertan. Malditos.
miércoles, 10 de febrero de 2010
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3 comentarios:
Que razón tiene tu texto, enorabuena por el blog, es la primera vez que entro pero me ha gustado mucho.
Extrañaba volver a escribir en este blog. Pues eso, ánimo con la nueva idea y olvídate de los pozos, que son odiosos
Pásate y mira la influencia de tu amigo en "Accedo", para q veas lo q te digo (me gusta su estilo)
Saludos proyectados
Siempre vuelve a brillar el sol, aunque el condenado a veces se empeñe en esconderse.
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