sábado, 11 de septiembre de 2010

Egolatría

Susana, mi partenaire en el nuevo proyecto de serie que por fin hemos arrancado, me cuenta que está leyendo un libro sobre guionistas en los que hablan sobre sus cuitas y anécdotas de profesión. Y uno de ellos se autodefine (y hace esa definición extensible a los demás guionistas) como un ególatra con baja autoestima.
Tan pronto Susana me lo cuenta yo estallo en una carcajada. Me parece una definición perfecta. Eso somos. Una pura contradicción, ¿cómo partiendo del Yo más gordo, del Yo que crea, del Yo demiurgo, nos queremos luego tan poco?
Pero creo que es completamente necesario ser ególatra y a la vez tener una baja autoestima para poder trabajar en este negocio. La egolatría te da la fuerza para crear y para creerte que lo que cuentas le puede interesar a alguien, y la baja autoestima, bueno, esa es necesaria para aceptar el papel de secundón al que te relegan una vez que el guión está terminado. Si nos quisiéramos tanto como un actor, o como un director, o un productor, nunca aceptaríamos desaparecer detrás y después del guión.
A mí a veces la baja autoestima no me funciona del todo bien y me niego a desaparecer... ¿Llevará eso mis pasos hacia otro lado algún día?

1 comentario:

combatientes70 dijo...

Me encanta esta reflexión, Carlos... yo siempre me lo planteo... y por eso intento dirigir teatro... pero luego te das cuenta que desapareces aún más... porque en el teatro, una vez estrenada una obra... es sólo del actor... y te ves de nuevo olvidado... un desastre para mi espíritu ególatra...