-¿Sabes lo que es el vértigo?-Le preguntó- Es el miedo al vacío y a las alturas pero sobre todo el miedo a ceder al impulso de tirarte. Hay algo en los que tienen vértigo que les atrae hacia el vacío.
-¿Si? ¿Los que tienen vértigo se quieren tirar?
-Algo así. Son como los suicidas. Tienen mucho miedo a la muerte y a la vez la desean- dijo Fátima.
Andrea la miró sin saber muy bien qué pensar de su nueva amiga. Movió la cabeza como para sacudirse esa idea.
-Dices unas cosas más raras.
-Y por eso te gusto.
-Me gustas porque tu casa tiene piscina.
Fátima rió. En las dos semanas que llevaban siendo compañeras de pupitre su amiga conseguía a menudo sorprenderla. Y eso no era fácil.
-¿Y sabes por qué tú me gustas a mí? Porque aún no te pillo. No sé si eres sincera o cínica.
Andrea se tomó un par de segundos para responder a esa pregunta. De repente sintió que esa respuesta iba a marcar el resto de su vida. La adolescencia siempre estaba llena de esos momentos trascendentes.
-Creo que prefiero lo de cínica. Mi madre dice que a los sinceros les va fatal y que por eso mi padre la dejó.
-¿No me irás a contar ahora tu vida?- preguntó Fátima, añadiendo a esa pregunta un tono de cansancio.
-Tranquila, podemos seguir hablando del vértigo. O del suicidio. Mucho más interesante. –Le sorprendió su propio comentario malvado.-Uy, ¿has visto? Lo de ser cínica se me va a dar de puta madre.
El timbre del recreo las sorprendió riendo y volvieron a clase.
miércoles, 1 de abril de 2009
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