Samuel, el personaje que interpretaba Ernesto Alterio en La chica de Ayer, decide quedarse en el pasado, en la España de finales de los 70 por amor. Porque su chica está en ese ayer, en ese pasado. Hay personas que por amor cambian de casa, de ciudad, de país, de familia. Samuel da un paso más y decide quedarse en un país que ocupando el mismo espacio físico que España ocupa ahora tiene bastante poco que ver con el país en el que nos hemos convertido 30 años después.
En ese pasado su madre es joven, su padre un desastre de hombre, y él tendrá que convivir de alguna manera con su yo niño. Metafísica pura, supongo. Y ficción, claro. Aunque a veces la realidad no está tan lejana, cuantos siguiendo a la persona amada, al cambiar de país, también han cambiado de época. Porque no todo el planeta va al mismo ritmo, obvio. Algunos países aún viven anclados en el pasado, y les queda muchísimo trecho por recorrer para convertirse en lugares donde la mujer esté valorada igual que el hombre, los derechos humanos sean una realidad y la tortura deje de ser el método más común de interrogar a los detenidos. Así que el viaje en el tiempo que hace Samuel en realidad no es tan de ciencia ficción como pudiera parecer. Sólo cabe esperar que dentro de 30 años, esos países con regimenes totalitarios, recorran la misma distancia que hemos recorrido nosotros.
¿Qué, no puedo soñar el día de mi cumpleaños?
martes, 16 de junio de 2009
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3 comentarios:
AMÉN, hermano C-29!
Y Felicitats!!!!!!!!!!
Más tarde te llamo.
I liked this one. Every year you get older, something about you turns younger.
nada, te felicité por adelantado y ahora lo hago con retraso
en fin, me debo a mi personaje
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