-¿Seguro que lo quieres hacer?
-Que sí.
-Pues yo no lo tengo tan claro. No sé por que me he dejado liar.
-Venga, que ya estamos. ¿Qué hora es?
-Y cinco.
-Quedan dos minutos. Ahí, en esa puerta.
Los dos treintañeros caminaron los cien pasos por una calle apenas iluminada y se acercaron a una puerta de salida.
-Dios, qué nervios
-Esto es una estupidez, cómo nos reconozca alguien…
-Venga, están a punto de salir. Yo no puedo mirar, me muero de la angustia, mira tú por mí, ¿vale?
-¿Y qué quieres que mire?
-Dime si… No sé… dime…
La puerta se abrió y salieron dos personas.
-Salen dos…
-Yo no miro, dime tú… ¿salen… llorando?
-Eh… no, pero se les ve afectados. Ahora salen otros…
Varias personas salieron por la puerta.
-Una chica está sonándose con el pañuelo, ¡y tiene los ojos llorosos!
-¡Bien! ¿alguno más?
-No, los otros nada…
-Mierda, tienen que llorar, he hecho una película para que la gente se emocione, vibre, llore… ¿O acaso no es una película emocionante? Joder, es desgarradora, hostia. ¿A ti no te parece desgarradora?
-Tu peli es cojonuda, Mario, tranqui.
-Dime cómo salen los demás…
-No sale más gente.
-¿Cómo que no sale más gente? ¿Cuántos han salido?
- 7, creo.
-¿Sólo? ¿Sólo han venido siete personas a ver mi película?
-Hace calor, la gente prefiere estar tomando algo en una terracita, era mala época para estrenar…
-Ya, ya…
-Espera, ¡sale alguien más! ¡Mierda! Mierda!
-¿Qué? ¿qué pasa?
-Es Elena, ven, detrás de ese coche, que no nos vea.
Los dos amigos se agazaparon detrás del coche. Y vieron salir a la chica.
-Elena… mírala qué guapa está, Elena ha venido a ver mi película…
-¿Y qué creías, que no iba a venir? Joder, si tu puta peli es una hagiografía de tu ex… normal que venga a verla.
-Perdona, pero mi peli no es autobiográfica… La chica se llama Irene, y no tiene nada que ver con ella…
-Claro y nosotros no nos estamos escondiendo detrás de un coche…
-¿Tú ves si está llorando? Con estas lentillas no veo nada.
-¿Quieres saber si tu ex llora al ver lo que piensas de ella? Tú estás mal.
-¿Llora o no?
-A ver, espera…
-¡Quique!
Elena acababa de ver a Quique saliendo detrás de un coche. Su sorpresa fue mayúscula. Quique parecía un tanto avergonzado.
-Hoooola, Elena, qué sorpresa.
-¿Qué hacías ahí detrás?
-Eh.. se me habían caído las llaves del coche. Estos pantalones…
-¿Sales del cine? ¿Has visto la película de Mario?
-Eh… sí, sí… ¿tú también?
-Sí.
-¿Y… qué tal? ¿Te ha gustado?
-¿Gustarme? Estoy pensando en pedir una orden de alejamiento… Yo no sabía que estaba tan obsesionado aún…
-Eh.. no mujer… que le marcaste un poco al chico, pero.. vamos…
-Pues que lo supere, coño, cómo hacemos todos, pero tampoco tenía que insultarme de esta manera…
-Si no es un insulto, es un tributo.
-Quique, por favor… ya sé que ese imbécil sigue siendo tu amigo pero… reconocerás que tiene una visión muy equivocada de las cosas…
-Es ficción.
-¡Y una mierda ficción! Enumera todo lo que nos pasó, cada detalle, y a mí en una secuencia me retrata como una diosa, para luego describirme como una obsesiva compulsiva, una enferma que lo manipulaba y lo volvía loco con mis inseguridades. Vamos, lo mismo de lo que me acusaba en la realidad. Pero eso sí, él seguía venerándome… Y también me culpaba de eso. Y así yo siempre la mala.
-Bueno, mujer… Tú tal vez estés un poco condicionada y no puedas ser objetiva.
-Vale, no hablemos de la imbécil que hace de mí. ¿El resto qué es? Esta peli es misógina, Quique, y sensiblera y cursi. Y barata, muy barata. Normal que la crítica la haya puesto a parir. Cortos se han quedado.
-Ya… bueno, los críticos… tiene muy mala leche.
-Sí, pero detectan la mierda a kilómetros, como los perros la droga en las aduanas. Y eso es lo que es esta puta peli, una mierda bien grande. ¡Y va a hacer dos duros!
Quique se quedó sin respuestas. Y eso a Elena le bastó para darse cuenta de que había sido demasiado vehemente y había llegado demasiado lejos.
-Joder, perdona, Quique, no nos vemos en meses y te suelto todo esto… Es que me has pillado así… con toda la mala leche…
-Na, tranqui…
-Yo me voy que… Oye, que… ¿nos llamamos un día y nos tomamos algo?
-Claro.
-Dos besos. Ciao. Me ha alegrado verte, aunque haya sido así…
-Sí, y a mí… y a mí…
Quique no se movió mientras Elena se alejaba. Y cuando ella se perdió por una esquina Quique se acercó a Mario.
-¿Te dije o no te dije que no era buena idea que viniéramos? Mario… ¿Estás bien?
Mario apenas podía hablar. Las lágrimas no le dejaban.
-¿Tú crees que mi peli es misógina, y cursi y sensiblera? ¿Y que yo la idolatraba? ¿A esa hija de puta? ¿idolatrarla? ¿yo? ¡Ja! ¡Una mierda!!¡¡¡una mierda!!! Eso es lo que pienso de ella… ¿Y a mí qué si no le gusta mi película? ¿Y a mí qué? ¿Eh?
-Va, olvídalo, venga vamos a emborracharnos… Y limpiáte esa cara.
-No, ahora me aguanto. ¿No quería lágrimas, que la gente llorara? Pues toma lágrimas… ¡Las mías!
Quique pasó su brazo por el hombro de Mario y se alejaron calle abajo. Mario intentaba digerir todo lo que había ocurrido.
-Joder qué certera, y qué cruel… ¡Qué hija de puta!… Y qué guapa… coño… qué guapa.
domingo, 21 de junio de 2009
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3 comentarios:
plas plas plas plas plas!! (Son aplausos, eh?)
Ooooh, este es chulísimo...! Maaaaaaaas :D
Susana
:)
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