martes, 3 de noviembre de 2009

Aprendizaje


La madre de Guille había encendido una vela blanca, mis amigos me animaban y me daban consejos y ánimos. Y todos, todos, compartían conmigo sus suspensos: "Yo aprobé a la tercera, yo a la segunda, yo a la sexta..." Pero a cada nuevo suspenso yo me iba desanimando más y viéndolo cada vez más difícil. Y más lejana la posibilidad de aprobar. Si no tiré la toalla fue sin duda gracias a Mario, mi profesor. Él ha tenido la mayor paciencia del mundo, y siempre sabía cómo animarme, alentarme, como convencerme para que siguiera. Mario ayer se superó así mismo, y para convencerme de que pusiera la quinta me dijo: ¿Qué, y esa gran olvidada qué? ¿no la vas a poner nunca? Pobre marcha... " Y yo le contesté: "Está olvidada porque no sirve de mucho, no es muy útil, se puede vivir sin ella" Y entonces, él, rápido e inteligente como es, replicó: ¿Y la belleza qué? ¿Acaso es útil la belleza? ¿puedes vivir sin belleza?" Y ahí me ganó. Desde ayer, la quinta marcha es la marcha de la belleza.

Os parecerá una tontería, pero que un profesor sepa hablarle a cada alumno de manera diferente y tenga la clave para acceder a él, eso es impagable. Y os puedo asegurar que tal como está el mundo de la enseñanza y sobre todo de la enseñanza de la conducción, topar con Mario ha sido un lujo. Un verdadero lujo. Yo con otro profesor, lo sé, hubiera tirado la toalla, porque no soporto a la gente maleducada, ya tengo una edad, ni que me hablen como si fuera estúpido, o que me espoleen como a un chaval de dieciocho años, lo siento, pero ya no sirvo para eso. Salto, estallo, no aprendo. Y Mario desde el principio supo verlo y adaptarse a mi manera de ser, para que yo no lo mandara todo a la mierda. Eso es un profesor.

En estos cientos de horas de clase juntos en el coche, no han sido 5 horas con Mario, como en la obra de teatro, han sido al menos 150 horas con Mario, hemos vivido todo tipo de momentos, él sabe de mi vida, yo sé de la suya, me ha aconsejado sobre la conducción, y sobre muchas otras cosas. Y yo creo que él también habrá aprendido alguna cosa de mí. Espero, al menos. Las veces que creía que no podía aprobar pensaba, bueno, al menos he conocido a Mario. Sólo por eso ha merecido la pena. Sólo por compartir su entusiasmo por la vida, su manera de enfrentarse a los problemas, sólo por eso ya ha valido la pena. Y se lo decía a él y me contestaba, "eso son chorradas, macho, tú tienes que aprobar y ya está"

En uno de esos días que yo estaba desanimado, le dije, "Si es que soy muy torpe, Mario" y él me contestó: "No eres torpe, lo que pasa que tienes miedo y tienes 37 años" Y entonces yo le miré y le dije: "Casi prefería ser torpe, la verdad". Y ahí los dos estallamos a reir.

Podría estar contando anécdotas de estas sin parar. Pero no voy a aburriros. Mis amigos más cercanos saben lo que he sufrido y que ha habido momentos muy duros. Una cosa tan tonta como el carnet de conducir casi puede conmigo. Pero como decía Mario, "es que no se trata sólo del carnet, te estás probando a ti mismo y cada suspenso es una derrota y cada vez que lo haces mal te estás juzgando muy duramente. Esa es la dureza del aprendizaje. Porque es un lucha constante con tu autoestima" Y sí, así es. El aprendizaje es duro, y sobre todo a ciertas edades y sobre todo cuando estás acostumbrado a aprenderlo todo rápido y sin demasiado esfuerzo.

Esta L me ha costado sudor y casi casi lágrimas. Por eso ahora la disfruto tanto.

Esta temporada que he me he enganchado a Fama, de repente entendía perfectamente a los alumnos, cuando se venían abajo, y cuando los profesores les decían: confianza, es cuestión de confianza. Humildad y confianza. Mario me decía exactamente lo mismo. Porque cada vez que te caes, que te desanimas, qué duro es levantarse. Pero no queda otra y hay que hacerlo. Con humildad y recuperando la confianza. Casi nada.

Sé que ahora empieza lo duro. Es decir, atreverme a conducir sin un profesor al lado. Pero lo bueno de haber aprobado a la cuarta y lo bueno de llevar tantas horas de prácticas, es que ahora, sé conducir. ¡Y que voy a estar una semana celebrándolo!

Estoy por hacerme una camiseta con esa L.

8 comentarios:

Kalikatres dijo...

¡¡¡Enhorabuena!!!

Anthony dijo...

duro nada, ahora empieza lo mejor de todo: comprarte un carrito bonito!! y la próxima vez que vaya yo palla, hagamos un road trip a barça, de una vez, por favor!

Joaquin. dijo...

Enhorabuena!!
Aún no he podido dártela en persona, esta semana está siendo bastante jodida de curro. Se acerca el final de la temporada, y en un mes... VACACIONES!!
Los que te rodeamos y aprendemos contigo, de ti o simplemente al lado tuyo, somos felices de tener tu compañía. Tú a veces dices que no lo notas, pero estos son meses intensos, llenos de emociones, pequeños y grandes acontecimientos, y supongo que los vamos a recordar así en el futuro. Eso espero... Que la memoria no me traicione y me engañe una vez mas. Esto debe ser algo parecido a la felicidad, estoy seguro. Aunque aún le podamos pedir mucho más a la vida.
Deseando el primer paseo en tu coche, el primer viaje a la playa o a la sierra!
Besos.

Anónimo dijo...

Triplete de Felicidades:
Tu santo, el premio, y tu querida L.
Un besote muy grande de la mad.

Anónimo dijo...

Enhorabuena!!! estaba claro que lo lograrías.

Marcos.

combatientes70 dijo...

Enhorabuena por todo y más por tener a Mario... un beso... celebramos L y premio cuando quieras, me imagino que tú de santo no eres...

Agente Cooper dijo...

Enhorabuena!

No me conoces pero, como tú, también me decidí a aprender a conducir a los 30 y cuando suspendí por segunda vez y tuve que dejar pasar agosto, encontrar tu blog y los post sobre Mario y Venecia fue una ayuda. Entiendo perfectamente lo del miedo, la autoestima y demás. De hecho, hasta encontrar este blog pensaba que era yo quien estaba sacando las cosas de quicio.
La verdad es que se pasa bastante mal.

También tuve suerte con mi profesor. Soy un poco sociopata pero con él he hecho una excepción. Hablábamos de cine - me recomendó películas tan buenas como El Viento o Camino a Casa y otras tan malas como Doctor Akagi - de los actores de Estudio 1, de música... un tío realmente culto que podía dar conversación a cualquier alumno sobre cualquier tema.

Le enseñe el post del 'síndrome de Venecia' y con la boca pequeña me dijo que Mario estaba exagerando. Dos días después me comentó que a lo mejor Mario no exageraba tanto. Al de una semana por fin de atrevió a admitirlo: me contó anécdotas y, efectivamente, Mario tenía toda la razón y ese síndrome existe.

Echo un montón de menos las clases y las conversaciones. La verdad es que, a pesar del agobio del aprendizaje, nos reíamos bastante.

Gracias por escribir sobre el tema. A mi me ayudó bastante.

Icue dijo...

Y ahora es cuando de verdad, empezarás a disfrutar conduciendo.
En mi caso fueron siete las veces que un examinador se sentó detras de mi... casi un año entre vacaciones, huelgas, situaciones de trabajo/estudios, desde que comencé las clases teóricas en la autoescuela hasta que me dieron una L como la tuya.
Y la verdad, no hace mucho tiempo que dejé de tener pesadillas donde me veia a mi, incapaz de aprobar ese examen (que no de conducir).
Una vez, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete... el número infinito... me temía lo peor. Ni que decir tiene que celebré mas este aprobado que el haber acabado la carrera...
De esto hace 7 años y puedo decir que disfruto conduciendo, con la sensación de control sobre la máquina, con la simbiosis necesaria para movernos a los dos.
Enhorabuena por tu próximo disfrute.
P.s. Encontré este blog de casualidad y no pude evitar escribirte algo. Un saludo.