lunes, 23 de noviembre de 2009

El 2 de Mayo


Uno de los secretos del éxito de una serie es crear un universo al que a los espectadores les guste asomarse una vez por semana. Si consigues que el espectador quiera vivir allí, aunque sea esa hora y que además sienta como parte de la familia o como a amigos a los protagonistas, estarás cerca de tener una serie que funcione.

Una de las asignaturas pendientes de las series españolas es la mitificación de lugares concretos. Eso los americanos lo saben hacer de maravilla. Ellos se han inventado un Nueva York en sus series y sus películas en el que a todos nos gustaría vivir (luego la realidad es otra cosa) y también han mitificado la costa californiana. Es verdad que Nueva York es impresionante, y también toda California. Pero no deberíamos tener complejos con nuestra geografía y ciudades. A veces los productores españoles quieren huir de los lugares concretos, de los localismos, porque creen que eso alejará a los espectadores que no son de allí. Yo pienso exactamente lo contrario. Creo que ya empieza a ser hora de reivindicar una ficción con nombres reales, aunque por supuesto siempre en otoño, es decir, mitificándolos, recreándolos, imaginándolos siempre bonitos. Malasaña puede ser muy cutre. ¿Pero a que en estas fotos no lo parece?

Si consigo llenarla de personajes y de historias interesantes, tal vez podría ser el decorado de una serie. O tal vez no, claro. Me estoy dejando llevar por el otoño...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece interesante lo que comentas sobre los localismos; yo también lo he pensado muchas veces.

En las series en las que he trabajado como guionista, la cadena siempre nos ha hecho modificar todas las alusiones al lugar donde transcurría la acción. Y yo siempre me pregunto, ¿qué tiene de malo? ¿Por qué el personaje no puede decir que se ha comido un bocata de calamares en la Plaza Mayor? En mi opinión, haría la serie más cercana y más auténtica.

Anónimo dijo...

Leo y releo todas estas entradas otoñales durante varios días. Los ojos de C-29 me hacen ver Madrid (esa ciudad que odio) de otra manera diferente. Desde otro punto de vista. Solo él lo ha conseguido. Al leer este último post pienso: “C-29 está de vuelta”, pero me parece que nunca se fue del todo.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hay mil sitios en malasaña que me gustaría ver en una serie, desde la tienda de ultramarinos hasta el pepe botella, la tienda de lámparas, casa camacho, el estanco...

combatientes70 dijo...

No soporto la no identificación, hace las coas irreales... como si vivieran en un mundo falso... será un próximo paso... seguro que está muy cerca y tú sabes como darlo.