sábado, 13 de marzo de 2010

Delibes

De todos los obituarios que hoy glosan la vida y obra de Delibes, el mejor sin duda es el que escribió él mismo. Creo que si yo hubiera sido el director de El País, sólo hubiera publicado su Adiós a la literatura, para qué más. Empieza así:
Aunque viví hasta el 2000... el escritor Miguel Delibes murió en Madrid el 21 de Mayo de 1998, en la mesa de operaciones de la clínica La Luz.

Y más adelante continúa:
En el quirófano entró un hombre inteligente y salió un lerdo. Imposible volver a escribir.


http://www.elpais.com/articulo/cultura/Adios/literatura/elpepicul/20100313elpepicul_13/Tes


En seis párrafos Delibes se define como un escritor muerto. Incapaz ya de escribir novelas. Pero ese escritor muerto (hoy también muerta la persona) en esos seis párrafos es más lúcido, más certero que cualquiera de los escritores, amigos, familia en sus respectivos obituarios llorando su pérdida. Por eso era el escritor que era, porque hasta muerto escribe sobre su muerte mejor que todos.

Yo a Delibes le debo el placer por primera vez de la lectura en la escuela. A mí de niño ya me gustaba leer, excepto esos libros de lectura obligatoria, casi todos un tostón. Y un día entre esas lecturas se coló Delibes. El camino, Las ratas, Los santos inocentes...

Y la obligación se hizo placer.

3 comentarios:

Adolfo dijo...

Estoy impactado. Mi abuela entró en la Luz y salió "lerda" también, por la anestesia, y ya no fue la misma hasta que murió. Y comparto totalmente lo que dices de los libros obligación, porque sólo en le caso de Delibes se volvieron placer. Reivindico de todas formas una obra "menor", "Mi Idolatrado Hijo Sisí", es una excepción a su estilo habitual, lo que lo hace más genial si cabe.

lascartasdenadie dijo...

Estoy hecho añicos. Te escribo desde Valladolid como ya sabes. Vinimos ayer al concierto de Sidonie y todo esto nos ha pillado de improviso...Hoy hemos ido -claro- a la catedral y el espíritu de la gente aquí es muy distinto. Es como si todo el mundo estuviera estrechamente ligado a él, como si todos tuvieran vínculos íntimos. Debe ser una fortuna ser tan querido

Saludos
G

Tamara dijo...

Creo que tenía razón cuando escribió que un escritor muere en el momento en que deja de poder expresarse al mundo con sus palabras... bonito homenaje.