"Encontrar la salida de este gris laberinto, sin pasión ni pecado ni locura ni incesto. Tener en cada puerto un amante distinto. No gritar qué he hecho yo para merecer esto."
Eso escribe Joaquín Sabina en el homenaje a mi querido Pedro en Una chica Almodóvar.
Antonio López, Joaquín Sabina, Pedro Almodóvar. ¿Puede alguien imaginarse tres mejores cronistas de Madrid? Y no sólo de Madrid, claro. Madrid sólo es el escenario. Y no sólo el escenario.
No sé si en el musical de Sabina que escribe David Serrano habrá algún cuadro de Antonio López, porque de esa manera tendría el triplete. Hoy en El Mundo cuelgan un vídeo sobre el musical y muestran la coreografía de Una chica almodóvar. Entrevistan a la prota, actriz fetiche de Vicente Villanueva (Lo contrario al amor) alguien que también va camino de convertirse en otro referente madrileño y no sólo madrileño. Y entrevistan también a Pablo di Pace, un argentino que está encantado en Madrid. A Pablo lo conocí este año porque trabajó en la última temporada de Física o química. Es guapo, sabe actuar y cantar. ¿Quién da mas?
Y me hace gracia pensar que Una Chica Almodóvar está dentro del album Física y química. Recuerdo como si sólo hubieran pasado cinco minutos, el día en que desde Antena 3 nos comunicaron que Física o Química se iba a titular así. Yo, que durante meses odié ese título (ahora ya no, como bien decía mi jefe, un título se convierte en bueno cuando la serie triunfa) me ponía colorado cada vez que imaginaba al gran Sabina maldiciéndonos por habernos apropiado de manera tan chusca de su título. Si es que se llegó a enterar, claro.
Y también me imaginaba a Sabina asomándose alguna vez a la serie, por simple curiosidad, y odiándola sin ningún tipo de fisuras. Y cómo me retorcía pensando que alguien a quien admiro de la manera en que lo admiro me despreciara así. No sé si pasó. Y si pasó, que no me entere, por dios.