sábado, 17 de enero de 2009

Nada grave

Esta ha sido una semana de trabajo intenso. Todos los guionistas hemos estado reunidos en casa preparando los siguientes guiones y ultimando los cuatro primeros de la nueva temporada que ya casi hemos entregado. Mi rutina ha sido levantarme, ducharme, sacar al perro, trabajar primero en soledad, trabajar luego con los guionistas, comer, seguir trabajando, sacar al perro, relajarme un rato, cenar, trabajar un poco más, con suerte un poco de tele y a la cama. Así que casi todo ha girado en torno a Física o química, a sus historias y personajes. Llegamos a tal nivel de obsesión, que Alberto, uno de los guionistas, ya habla de los personajes como si fueran personas. Dice cosas como, "no, no, Cabano no va a hacer eso, o Blanca de ninguna forma aceptará que la toreen de nuevo" De tal manera que a veces, cuando estamos algo atascados, le preguntamos a Alberto: "Oye, ¿por qué no llamas a tu amigo Cabano por telefóno y le preguntas si quiere volver o no con Ruth?."

Cuento todo esto para que entendáis por qué soñé lo que soñé anoche. Yo era un alumno del Zurbarán y estaba en clase de literatura y Blanca copiaba en la pizarra un poema de Angel González, uno de los últimos que escribió y que está en su poemario Nada grave. Es un poema que a mí desde que lo descubrí, me obsesiona:


"Lo que queda
-tan poco ya-
sería suficiente
si durase"


Blanca, en mi sueño, pedía que alguien lo analizara o expresara lo que sugería y como nadie se animaba me levanté yo para explicarlo. Y de una manera encendida y apasionada contaba como era el poema más corto y más triste del mundo. De un pesimismo atroz, pero que de tan pesimista era casi optimista, porque a pesar del sentimiento devastador ante la certeza inminente de la muerte, sobre todo hablaba de lo maravilloso de la vida, incluso cuando la vida apenas es vida, y sólo es un poco.
En el sueño mi discurso era más encendido, emotivo y certero, tanto que al final, cuando acababa diciendo eso que de tan pesimista era optimisa, la clase (Gorka incluído) se emocionaba y aplaudía.
Me desperté muy orgulloso de ser el listo de la clase y un poco preocupado por soñar que era un alumno de una ficción que yo había creado.

Espero que no sea nada grave.

1 comentario:

combatientes70 dijo...

Sería bonito pensar que algún profesor escribiera en la pizarra un poema de ángel gonzález.. y más bonito que un alumno lo comentará y más aún que la clase aplaudiera... sería una bonita película de ciencia ficción... me apunto a verla... besos atascados