miércoles, 25 de agosto de 2010

Escribir

Lo mejor de escribir es la capacidad de convertir en historias o en personajes todo lo bueno y malo que te pasa. La posibilidad de aprovechar todo lo que te ocurre. Sentir que nada es en vano. Y que sobre todo cuando metes la pata hasta el fondo y te equivocas y haces daño, saber que además de aprender de la experiencia, puedes utilizarla para enriquecer tus historias, para comprender mejor a tus personajes, sobre todo a los malvados. Un grano de arena en tu vida real se puede convertir en un desierto en la ficción. Pero para construir ese desierto ficticio siempre hace falta ese grano real.

Por eso cuando meto la pata, cuando el remordimiento no me deja dormir, pienso, al menos este grano de arena se convertirá en un desierto de oro.

Escribir no es más que reciclar.

Y ahora mismo estoy creando a Frankestein, llamadme Mary Shelley.

2 comentarios:

Adolfo Esteban dijo...

Mejor Mari, a secas.
Siempre me pregunto, los que tenéis facilidad para los argumentos y para enlazar nudos con desenlaces, cómo empezáis exactamente el proceso. Para los que sabemos escribir pero somos nulos historiando, siempre será un enigma faraónico... ¿Es una idea ebrionaria que luego se gesta y se pare? ¿Empezáis por el final? ¿Por una experiencia? ¿Juntando recortes del periódico? Je je... ¿O, como a la de Harry Potter os viene la historia de golpe, entera, a la cabeza y de ahí sale un mundo de ficción y siete volumenes? Misterio... misterio... O cuestión de talento y punto.

Tamara dijo...

Bonita entrada... y bonito comentario el anterior, creo que todos los escritores pensamos en el como lo harán los que han triunfado, pero, nadie es nulo historiando, simplemente pienso, que no ha soñado lo suficiente.
Y en cuanto a lo demás, las experiencias nos influyen y mucho, seguramente por eso algunos preferimos guardarnos la mayoria de lo que escribimos para nosotros, porque dice más de uno, que de la propia historia. Pero pienso, que también los mismos personajes nos influyen, hasta tal punto, que cuando creas uno, llegas a cogerle tanto cariño, que si al final, tiene que enfermar, morir, pasarlo mal... a la vez tu lo vives con él.
Gracias por hacerme reflexionar.