domingo, 18 de septiembre de 2011

Volver

Después de la trilogía de los Juegos del Hambre, de volverme a encontrar con John Irving en la espectacular El mundo según Garp, de encerrarme en La Cúpula con Stephen King, de reirme con Que empiece la fiesta, o del descubrimiento que me hizo mi cuñado de El esplendor, y de sumergirme en ensayos de la España del siglo XVI, (esto por trabajo), el verano llega a su fin. Y sé que me dejo alguno más encima de la mesilla de noche. A Oscar Wilde, a Harry Potter...
¿Vuelvo para quedarme? Ni idea. Pero vuelvo.
El martes iremos a ver la exposición de Antonio Lopez al Thyssen y ahí sí que pondremos punto final al verano. Un verano abúlico, soso, tranquilo, de horas en el sofá y delante del ordenador. Un verano de sólo una escapada, y un paseo al hayedo, y de descubrir el scrabble. Un verano en el que me he hecho mayor (a pesar de la literatura adolescente que me ha acompañado). Pero son cosas que pasan. Ya habrá tiempo de volver a ser un jovenzuelo, digo yo. Y si no, pues no.
Septiembre. Ah, qué gran mes.
Reentré, qué gran palabra.
Y tengo muy buenas noticias. Que aún no puedo contar.

2 comentarios:

Tamara dijo...

Bienvenido de nuevo.

Besos

Verónica dijo...

Y mira que a mí me parece que este septiembre ha tenido una sorpresa que va a ser un antes y un después en tu carrerón. Encantada de haber compartido contigo parte de este verano y sabiendo que vendrán otros veranos en los que tendremos que estar juntos... Somos mayores, ¡¡¡pero qué bien maduramos!!!