domingo, 10 de mayo de 2009

Después de la siesta

Damián estaba sentado en su despacho abierto de la oficina y leía absorto algo en la pantalla de su ordenador. Gracia, la chica que apenas llevaba un mes en la compañía pasó a su lado y se dio cuenta de que Damián tenía lágrimas en los ojos.

-Damián, ¿Estás bien?
-Eh… sí, sí… ¿Por qué?
-Estás llorando.
-Ah… La alergia esta primaveral, no es nada…
Pero mientras dijo esto cerró rápidamente la página que miraba.
A Gracia le dio tiempo a comprobar que se trataba de una dirección de blogspot. Así que Damián estaba viendo un blog en horario de trabajo…
Gracia se dirigió a su mesa y le contó a su compañera que había visto llorar a Damián.
-Dice que por la alergia. Pero estaba viendo una página web de un blog
-Sería la de su hijo. Escribe muy bien, en la oficina la mitad estamos enganchados y lo seguimos día a día.
-¿Sí?

Y la compañera le pasó la dirección. Gracia, aunque sintiéndose un poco intrusa no pudo evitar la curiosidad y tecleó lo que la otra le había apuntado. Leyó la última entrada.


Después de la siesta

¿Te acuerdas de esa sensación al día siguiente de acostarte con alguien, cuando eso aún era una sorpresa, una anomalía? Habías dormido poco, te despertabas en una casa extraña, tenías mal aliento, resaca tal vez. Pero siempre la sensación feliz de haberlo hecho, de pertenecer a la raza humana cuando ya dudabas de que la falta de sexo te alejara de tu propia especie. Esa especie que follaba al menos cada sábado y tú llevabas ya tantos sin hacerlo que no sabías si alguna vez volvería a pasar. Y pasaba, y ahí de nuevo el mal aliento, la falta de sueño, el dolor en el cuello por dormir media noche en mala postura abrazado a un desconocido. Y después llegabas a casa con ganas de contarlo o con ganas de desayunar. El polvo podía haber sido más o menos bueno, más o menos malo, pero había sido. Eso era lo importante. Y luego, una siesta sin querer, porque el sueño te iba ganando mientras tú te dejabas vencer con una sonrisa de triunfo, te dolía el cuello, sí, habías dormido poco la noche anterior y tal vez la polla te molestara después de tanto roce o de haber colocado un poco torpemente el condón, pero lo habías hecho y de ahí la sonrisa. Y despertabas de esa siesta un tanto desconcertado, siempre se despierta uno así de la siesta, con el temor de que el recuerdo de la noche pasada fuera un sueño. Momentos de desazón, ¿y si no pasó? Pero al recobrar del todo la conciencia también recobrabas la certeza, claro que había pasado, ahí estaba ese dolor de cuello, esa resaca, ese mal aliento, esos brazos del extraño abrazado a tu cuerpo en el recuerdo.

Y ahora me despierto de la siesta con esa misma incertidumbre, ¿habrá sido un sueño? Y de repente al recobrar la conciencia, también un temor, hago recuento y ni rastro de resaca, ni un dolor en el cuello, ni mal aliento y tampoco recuerdo los brazos del que me abrazaba.

Porque esta vez, otra vez, ha sido un sueño. Sí.
...

Gracia se quedó un tanto impresionada por lo que acababa de leer.
-¿Has leído esto?-Le preguntó a su compañera.
-Sí.
-¿Qué edad tiene el hijo de Damián?
-22 años, creo.
-¿Y no es un poco joven para escribir algo tan nostálgico?
-Bueno…
-Lo que no entiendo es por qué lloraba Damián. ¿Se ha dado cuenta de que su hijo es gay o qué? ¿O es por el hecho de que lleve tiempo sin acostarse con alguien?

La compañera no contestaba y Gracia siguió con su diatriba.

- Odio este tipo de gente que solo escribe cosas tristes y tontas. Y su padre ¿por qué entra al trapo y se emociona? Si total, seguro que el hijo sale el próximo fin de semana y conoce a alguien…

-Lo dudo, su hijo tuvo un accidente el año pasado. Está en silla de ruedas.
-Ah..

Un compañero pasó al lado de Gracia y la otra chica. Vio a Gracia con lágrimas en los ojos.
-¿Estás bien?
-Eh.. sí, la maldita alergia primaveral.

3 comentarios:

jp3 dijo...

Me siento un poco intruso porque descubrí por casualidad el otro día este blogy me siento como un extraño escribiendo sobre los sentimientos de otra persona, pero es que me siento muy identificado con lo que dices.
Decir algo sobre este cuento es un poco meterme en la vida de otros, pero, como el de los imperdibles, tiene un sentimiento tan profundo, tan bello y tan significativo detrás... has pensado en recopilar algunos de estos cuentos en un libro? merecería la pena.

Mazinger y yo dijo...

Muchas gracias, jp3. No sé quién eres, pero no te sientas para nada un intruso. Es estupendo que opines y mucho más que te sientas de alguna manera identificado.

combatientes70 dijo...

joder... carlos... anoche me pusiste cardiaco con el nuevo personaje y hoy me jodes con la alergía... que cabrón... sabes tocarme en todos los sitios... besos...