miércoles, 31 de diciembre de 2008
En el dique seco
Este año fue ante todo el año de Mazinger. Este blog es prueba de ello. Oigo las risas de Anthony, ya que Mazinger no le deja concentrarse, está igual de fascinado que yo, o más, por las posturas que puede adoptar el neoyorkino con su yoga. (Primer propósito del año: Hacer algo de ejercicio, el yoga podría tener su gracia. Pero que nadie me pregunte dentro de tres meses si he empezado a ir a clase, ¿eh? Que no quiero decepcionar a nadie.)
Este también fue el año de Física o química, 22 capítulos lo avalan. Arrancaba la serie con una profesora liándose con un alumno y hemos terminado la segunda temporada matando a ese alumno. No había ninguna lección moral en ello, simplemente surgió por el camino. Siento que con esa muerte se cierra un ciclo y se abre otro. ¿Seremos capaces de hacerlo igual que hasta ahora, podremos mejorar? Esas dudas nos alimentan, nos angustian, nos quitan el sueño y nos dan mucha vidilla. Así es este trabajo. (Segundo propósito del año: Seguir trabajando con el mismo entusiasmo en la serie, a pesar del cansancio, de los miedos, del vértigo de una nueva temporada)
Fue el año de unos cuantos nombres propios. Muchos me los voy a reservar, porque como dirían los personajes del corazón forman parte de una intimidad de la que nunca he alardeado en este blog, (siempre ha sido para todos los públicos) Y también de otros nombres propios: algunos escritores, algunos directores, algunos creadores de series. Artistas que con sus obras han hecho más rico el 2008. Mi último descubrimiento: Augusten Burroughs con su novela: En el dique seco. Lo mejor que he leido en mucho tiempo, y qué pena me dio llegar al final. Sentí como hacía un amigo y como ese amigo partía. (Tercer propósito del año: Aprender a escribir como él, y a moderar el consumo de alcohol de paso, nunca está de más una temporada en el dique seco)
También ha sido el año del descubrimiento de alguna serie. Mi última adicción: Samantha Who. O cómo estarse riendo los 20 minutos que dura cada capítulo. Qué diálogos más brillantes. Qué ritmo trepidante. Qué personajes. Sólo los americanos son capaces de volver a hacer una serie de situación clásica que sorprenda. (Nuevo propósito: Crear una nueva serie que se aleje de un instituto)
Ha sido el año de unos cuantos viajes: Lisboa, Malta, Maspalomas,Los Angeles, Las Vegas. Rosa Montero o Maruja Torres (ahora no recuerdo) en un artículo hace años decía que viajábamos para poder poner signos de puntuación a nuestra vida rutinaria y monótona, para poder echar la vista atrás y decir, ah, sí, 2008 ese año en el que fui a Los Angeles y Obama ganó las eleciones. O 2003, el año en que viví en NY con frío. (Otro propósito para el nuevo año, seguir puntuando con puntos seguidos, apartes, comas y puntos suspensivos (qué mejor que el suspense) mi vida viajando: Conocer tal vez Berlín, ayer Miguel me hablaba fascinado de esa ciudad, tal vez Roma, tal vez volver a París. ¿Y Buenos Aires cuándo?)
2008.También fue el año de volverlo a intentar y no conseguirlo. De seguir deseando y a veces lograrlo, de cenar muchas veces fuera y con mucho vino para acompañar a algunos amigos en sus rupturas devastadoras. De llegar a las 7 de la mañana a casa y sacar al perro para que luego te deje domir hasta las 11. El año de disfrutar como un enano del placer de pasarse toda una tarde del sábado viendo 8 capítulos seguidos de una serie, o de barrer por la mañana y luego por la noche el suelo de casa para intentar eliminar toda la arena que Mazinger trae siempre en sus patas de la calle...
¿Y el 2009? Esta noche empieza. Lo celebraremos en casa de Alejandro con 120 amigos.
viernes, 12 de diciembre de 2008
Postal de Navidad
martes, 9 de diciembre de 2008
Final de temporada
Me levanto y miro el mensaje de Quintas: "Hasta el infinito y más allá... Y CSI sintió nuestro aliento en la nuca. Y luego lo dejamos tumbado en la mesa del forense rendido. 22,1 de share. 3.919.000 espectadores. Enhorabuena"
Glubs... pienso. No sé cómo interpretar el mensaje, ¿hemos casi empatado con CSI en su primer capítulo y luego le hemos ganado en el segundo? Decido que esa es la interpretación correcta y que así me libro de pagar la cena. Porque los términos de la apuesta eran claros. Teníamos que derrotar a CSI en su totalidad no sólo en el segundo capítulo.
Los mensajes siguen llegando. Esta vez de Darío: "Oe, oe, oe... Soy un profeta (y hasta me quedé corto) Felicidades."
Me meto en la ducha y Jaime Vaca, uno de los guionistas y desde ahora el hombre que me vio llorar al recoger a Mazinger, me llama insistentemente. Le devuelvo la llamada.
-¿Quién va a pagar una cena?-pregunta.
-No, no- protesto- los términos eran claros, teníamos que derrotar a CSI
-¡Y los hemos derrotado, Montero! Métete en la página de Vertele, lo dice bien clarito:" FOQ arrebata el liderazgo a CSI"
-¿Cómo? ¿En serio?-Pregunto perplejo, mojado y aún medio dormido.
-Que ellos han hecho un 20 y nosotros un 22! ¡Toca pagar cena!
Yo sonrío anodadado. Mierda. Me va a salir por un pico haber derrotado a CSI. Y ahora todo el equipo de la serie dando botes de alegría y yo pensando en que no sé para qué apuesto. Si siempre pierdo. Siempre. Hasta cuando gano, como en este caso. Menos mal que no jugué en Las Vegas.
Llegan más mensajes, ahora de otro guionista, Carlos Ruano: "Espero que te hayan pagado ya los de la SGAE porque esto te va a salir caro"
¿No me jodas? Sudores fríos. ¿Pero estos a donde querrán que les lleve? ¿Por qué tenemos que ganar precisamente hoy a CSI?
Más mensajes, esta vez de Susana: "Peazo audiencia, muchas felicidades!! Y Michel que se va... Me rompéis el corazón"
Otro de Miguel: "Oe, oe, oe... FOQ arrebata el control a CSI"
Yo, aún digiriendo por cuanto me va a salir la noche, contesto a Miguel: "Sí, una buena audiencia, aunque para eso hayamos tenido que matar a uno de los protagonistas y enterrarlo entre muchas y muchas y muchas lágrimas"
Más mensajes. Esta vez Goyo, mi jefe, que manda un escueto: "Felicidades" Es tan escueto, él tan amigo de la oratoria, que no sé muy bien como interpretar. La clave me llega media hora después. Otro guionista, esta vez de otra serie:
"Cuidanos a Goyo, que ya se le había olvidado lo que era esto de que tantos millones de espectadores vieran "su obra" Capitulazo. Enhorabuena" Así que me imagino a Goyo entre la euforia, el delirio y el "yo, yo, yo" De ahí que no me felicite con más entusiasmo porque sentiría que es felicitarse a sí mismo y eso, claro, está feo.
Más mensajes, ahora de Josep, el analista de la productora: "K viva la madre que te parió! Montero, capullo, queremos un hijo tuyo. Ayer lloraste? Felicidades por el capitulazo y que viva el lagrimeo (en su justa medida ya lo sé)" Lo que va entre paréntesis, que también es de Josep, viene a reflejar nuestra eterna pelea. Según él y los jefes, yo nunca dejo que todo mi "talento" salga para fuera porque el pudor me lo impide. Yo siempre disiento. Creo que soy impúdico, pero eso sí, de la escuela de que muchas veces menos es más. Aunque el capítulo de ayer no cumplía esa máxima, ayer los protagonistas lloraron más que en un programa de Gran Hermano. Y claro, arrasamos en audiencia. Así que no sólo he perdido la apuesta. Ahora también utilizarán este dato para que meta más sentimiento. Sentimiento a granel.
Nuevo mensaje, esta vez de Reyes, la productora ejecutiva: "Qué agradable sensación! Creo que Bruckheimer te va a hacer una oferta. Un abrazo y mucha inspiración para todos. Creo que somos un gran equipo. Besos."
En toda la mañana no ha parado de llover. Mazinger está inquieto porque apenas ha podido correr por la plaza. Y los mensajes siguen llegando. Me quedo con el de Félix, el guionista que no se emociona, nuestro asidero, nuestro escéptico del grupo, el que siempre nos devuelve a la realidad y que nunca se cree nada:
"Monterooooorrr!!!"
Vaya, hasta él se ha dejado llevar por la emoción. ¿O estará pensando en todo lo que va a cenar gratis esta noche?
martes, 2 de diciembre de 2008
Una noche en la cárcel (II)
No dormí. Me acosté, pero no dormí, porque me lo imaginaba ladrando, aullando, sin dientes, sin hocico, cojo, sangrando, mojado, aunque no llovía... En fin, que por mucho que me dijera, tranqui, Carlos, el perro está bien, y aunque esté mal de poco servirá que tú pienses que es una vícitma del sádico de Saw. Eso no le va ayudar en nada. Pero yo no podía evitar pensar que pasaba una noche en la cárcel y que era un castigo demasiado severo para una falta tan leve como perderse seguramente por seguir el rastro de una perra en celo. ¿Acaso Mazinger no tenía derecho a un escarceo, al amor, acaso el pobre vivía en una dictadura en la que se castigaba con una noche en la cárcel cualquier desorden mínimo?
Llamé a Jaime, el unico de los guionistas con coche y el único al que curiosamente no le caía bien Mazinger, para pedirle que al día siguiente me llevara al centro de concentración, digo, de protección de animales. "Ya sé que a ti Mazinger no te cae bien y que te comió el botón del abrigo ese que te compraste en Nueva York.. pero..." "No digas tonterías, claro que te llevo. Pobre chucho de los cojones"
A las 9 y media del lunes partimos hacia el centro. Hacía incluso más frío que el domingo y yo, trastornado como iba, aunque intentando disimularlo, olvidé la correa de Mazinger.
Llegamos allí. El centro era moderno, enorme. Y al ver que no se parecía en nada al centro que había imaginado en mis pesadillas, respiré aliviado. Llegamos a la garita del guardia y me tuve que bajar del coche para entregar mi DNI. Allí vi que el buen hombre estaba leyendo una biografía de Hitler. "Mal empezamos", pensé. "Menos mal que mi perro es de raza"
Dentro tuve que rellenar varios papeles mientras la funcionaria buscaba en un ordenador que no quería funcionar dónde estaba mi perro. "Aquí no lo vemos, ¿seguro que le dijeron que estaba aquí?" "Sí, sí, me lo dijeron, me lo dijeron"
Tardaron 20 minutos en dar con él. Eternos. "Aquí está, sí. " Una lagrimillla asomó a mi ojo, que yo reprimí con entereza y mucha voluntad. No pensaba llorar. Jamás. Y menos delante de Jaime.
Otra chica salió al frío de la explanada con un walki. "El perro está en España 9, en España 9" ¿Cómo que España 9? ¿Pero adónde habían traido a Mazinger? Primero el de la entrada leyendo a Hitler y ahora mi perro está en España 9? Pero... pero...
"Vaya hacia allá, ¿ve allí al fondo a esa buena mujer cubierta de los pies a la cabeza, echando un vaho que te cagas por la boca?" (Bueno, no dijo eso exactamente, eso fue lo que vi)"Pues vayan, que ella les acompañará"
Jaime y yo nos acercamos. Los ladridos de los perros eran cada vez más fuertes. Entramos al recinto. Un frío de morirse. Decenas de perros en jaulas individuales a la intemperie. Todos ladrando desesperados. Recorrimos el pasillo E 1, E2... hasta llegar a España 9. Y allí estaba Mazinger. Con frío, con las patas sucias, pero intactas, con sus dos orejas, su rabo y su hocico . "¡Mazinger!"
Yo no iba a llorar. Eso dije.
No, aquello no fue llorar. Fue lo siguiente. Lágrimas, hipidos, sollozos, temblequeo general. "Pobriño, pobriño"
Jaime al verme llorar también se contagió. Jaime, sí, el que odiaba a Mazinger. Dos hombretones de treinta y tantos llorando, ante la cara impertérrita de la guardiana de perros cubierta hasta las orejas. Porque ella sí iba abrigada, la hijaputa. Yo ya con al perro en brazos miro a Jaime. "¿Y tú qué haces llorando?"
"Coño, Montero, si es que tienes sentimientos y claro al verlo me he emocionado..." "Mierda de chucho, mierda de chucho" Hasta lo acarició y todo.
Durante el trayecto a casa en coche, no lo solté. El pobre estaba en shock, me miraba, me lamía, luego quería lamer a Jaime que iba conduciendo. "Quita chucho". Me miraba, me lamía, yo le abrazaba... Y así hasta que llegamos.
Esa noche, mientras veía el penúltimo capítulo de mi serie, Mazinger dormía a mi lado, calentito, pegado a mí. Y soltando esos pedos que sólo suelta cuando está muy relajado. "Ay" Me sentí como una estampa de Navidad. Celebrándola al calor de la familia.
Un día sin Mazinger (I)
Iván me ayudó a buscarle y luego Andrei y también Enrique y Lucía y más dueños de perros que fueron corriendo la voz por todo el barrio. Yo, que hasta la 1 y media había mantenido la calma, empecé a inquietarme. Sobre todo al ver la cara de preocupación de los demás. Gumer tampoco ayudaba. "Pobriño, estará por ahí solo, perdido, pasando frío, con hambre, pobriño..." Y seguía: "Cuando aparezca voy a tener unas ganas de abrazarle y pegarle, abrazarle y pegarle..." "Abrazarle y pegarle, qué desgraciado el Mazinger, mira que escaparse." Que sí, Gumer, que ya he pillado la idea.
A las 2 mi inquietud era evidente, a las 4 de la tarde ya estaba harto, cansado y desesperado de buscarle por todo el barrio. Y sabiendo que si estuviera por las calles próximas habría vuelto, porque esta zona la conoce de sobra. Pero algo tenía que hacer. Y salir del barrio era absurdo, porque fuera de aquí el resto era la inmensidad de Madrid. Que vale, no es tan grande como Sao Paulo, o Mejico DF, pero para un perro blanco, pequeño y mimado, Madrid es inmenso. Lo que no hice en mis paseos fue gritar su nombre. Imaginaos el panorama, yo gritando como un loco por las calles: ¡Mazinger, Mazinger! (¿Por qué no le puse Toby, o Lucky o algún nombre de perro?)
Durante esas horas mi mente era un hervidero, por un lado trataba de relativizarlo: Sólo es un perro. No pasa nada, a todos los dueños de perros le pasa alguna vez. Ánimo, aparecerá dándole al rabillo por cualquier esquina. Pero al segundo empezaba a pensar en todas las posibles muertes, raptos, accidentes que mi mente de guionista era capaz de imaginar. Y yo he escrito dos policiacos, uno de ellos muy tremendo, así que imaginaos mi talento para el drama. Inmenso, tanto como Madrid para Mazinger.
Antonio, el dueño de Micro, me dio la clave. Llama a la policía local. Lo hice y fueron especialmente amables. "Justo una compañera acaba de perder al suyo y estamos aquí sufriéndolo mucho. Ahora mismo alerto a todas las patrullas"
A las 5 y media llamé al registro de animales y ahí me dieron la noticia: "Su perrillo ha aparecido, lo encontraron a la 1 y media, ¿no le han llamado? "
¡No, no me han llamado!" Y en ese momento pensé, ¿Por qué no me han llamado? Si el perro estuviera bien me hubieran llamado, ¿no? A todo el mundo le gusta dar buenas noticias. Pero claro, han encontrado al perro mutilado, o muerto, o desangrado y no han tenido el valor de decírmelo.
Mis piernas se pusieron a temblar. Ellas solitas, sin que yo pudiera hacer nada por impedirlo. Valor, Carlos. Llamé al número que me dio la chica del registro. Allí un señor borde, el primer borde del día, me dijo que sí, que lo habían encontrado y que no, no me habían llamado y que se lo habían llevado directamente al Centro de Protección de animales. ¿Estaba bien el perro? Sé que lo tuve que haber preguntado, pero no me atreví, no supe hacerlo, me fallaron las fuerzas. Prefiero no saberlo, pensé. Prefiero ir allí y enfrentarme a la realidad, sea cual sea. Prefiero tardar lo más posible en escuchar una mala noticia (igual que cuando me hago el remolón todos los martes antes de entrar en la página web para averiguar la audiencia de mi serie. Que sigue subiendo, por cierto) Así soy yo. Y ante mi carácter, mi estado de ánimo en esos momentos y la bordería del hombre, no me atreví a preguntarle si mi perro tenía aún las cuatro patas, todos los dientes, las dos orejas y el hocico.
"¿Dónde está el centro ese que voy corriendo a por él?" En la M 40, salida 30, me dijo. Su puta madre. Eso suena lejísimos. "Pero no puede ir a buscarlo hasta mañana. Hoy no hay personal administrativo porque es domingo"
¿Cómo? ¿No podía recoger a mi perro hasta el día siguiente? ¿Iba a pasar la noche allí? ¿En esa cárcel de perros, en ese campo de exterminio, en ese centro de reclutamiento? ¡Pobre Mazinger!
martes, 18 de noviembre de 2008
Reflejo
a la que cierra la noche americana, los amigos con los que íbamos nos condujeron a casa de uno que daba una fiesta. Curiosamente ese uno era Andrew, al que yo conocía de Madrid, había sido uno de mis muchos profesores de inglés. De repente me sentí el chico más popular de Los Angeles. Los amigos americanos con los que íbamos flipaban. ¿Y este desgraciao cómo conoce al que está haciendo la fiesta más molona de la ciudad? De ahí nos fuimos a un casoplón en las colinas de Hollywood. Una piscina y a nuestros pies todo el valle de los Angeles iluminado en su infinitud. Fue otra imagen de película. Y desde ahora otro recuerdo de película.
Mojave
lunes, 17 de noviembre de 2008
Santos
Good choice
jueves, 23 de octubre de 2008
Trabajando
jueves, 16 de octubre de 2008
Mazinger, el destructor
miércoles, 1 de octubre de 2008
Maestros
Paseando a Mazinger me encuentro el cartel de la foto en una marquesina de autobús. Aunque no soy fan de la Guerra de las Galaxias he de decir que la campaña me hace gracia. Y me gusta eso de que todos tenemos a alguien a quien agradecerle lo que somos.
Yo no sería quien soy evidentemente sin la educación y el amor de mis padres. Y no trabajaría seguramente en lo que trabajo si no fuera por las miles de horas que me pasé delante de la tele. (Aún recuerdo a mi madre echándome la bronca al asegurarme que no iba a sacar nada bueno de tantas horas pegado a la pantalla. Y mira, tampoco me ha ido tan mal)
Y no sería un lector apasionado si mi tía Amalia no me hubiera dado a leer el primer libro y el segundo. Y lo importante que habrá sido eso en mi vida y lo que me habrá definido. De mi madrina Eva, que se puede hablar con amabilidad hasta con el que está justo a las antípodas de tu pensamiento. Puede parecer muy tonto, pero eso también ha ayudado mucho a mis relaciones personales, de amistad y laborables.
No tendría cuatro conocimientos básicos de historia contemporánea sin la lucidez del profesor que tuve en COU (qué antiguo queda ya eso de COU, madre) Plácido. Y no hubiera aprendido unas cuantas cosas sobre la vida gracias a Macario, el profe de latín. De latín eso sí, aprendí cero. Y a Marosa, la profe de mates, ella me enseñó que la vida es para vivirla bien. (Amalia, Macario, Plácido, Marosa, ... Grandes nombres, para que luego me pregunten por qué le pongo nombres raros a mis personajes)
Alonso de Santos me enseño los rudimentos, y me mostró las herramientas básicas para lanzarme a escribir. Y de Ignacio del Moral y de Joan Barbero aprendí que se podía ser buen guionista y además buena persona. Que no es poco. Sin los años de El Comisario yo no sería el guionista que soy ahora. Lo malo lo aprendí del cine guarro que me gusta, no le echemos la culpa a los maestros de eso.
De mi jefe Goyo aprendí que la tele es ante todo entretenimiento. Espectáculo. Y que si sabes hablar con inteligencia y tu discurso es coherente, tienes muchas puertas abiertas.
De Almodovar aprendí que nunca querré ser famoso, y que siempre siempre hay que ser honesto y arriesgado en lo que escribes. De Amenábar aprendí que hay que ser apasionado, tozudo, trabajador incansable, para llegar a la meta que te marques.
Y de Mazinger, todo un yoda de sabiduría, aprendí que existen los sábados y los domingos por la mañana, y que es un placer pasear cuando la ciudad, o al menos los noctámbulos, todavía duermen.
domingo, 28 de septiembre de 2008
Paul
sábado, 27 de septiembre de 2008
Irascible
martes, 23 de septiembre de 2008
Nombres
No estamos muertos
martes, 16 de septiembre de 2008
Después del atardecer
lunes, 15 de septiembre de 2008
Llorones y estreñidos
lunes, 8 de septiembre de 2008
Garabatos
domingo, 7 de septiembre de 2008
Faltan pocas horas para el estreno
viernes, 5 de septiembre de 2008
Posando
Minutos antes habíamos tenido una rueda de prensa bastante disparatada y divertida, con momentos que ya pasarán a formar parte del anecdotario de la productora. Maxi (Cabano) tuvo un momento glorioso. Ana Milán estuvo grande, Joaquín Climent lúcido, Cecilia Freire divertida, y el resto de los actores se defendieron la mar de bien. Como siempre los periodistas no hicieron ni una sola pregunta a los guionistas, aunque tanto Goyo (el jefe) y Sonia (directora de ficcion de a3) alabaron numerosas veces nuestro trabajo. Y eso siempre mola, claro.
Corbatas
Mi pierna
jueves, 4 de septiembre de 2008
Espídico
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Estreno
El lunes estrenamos. Otra vez los nervios y a volver a dormir mal todos los lunes esperando los datos de audiencia. Estamos haciendo un buen trabajo. Creo. En esta temporada hemos aprendido a hacerlo mejor y tenemos algun arma secreta, bueno, no tan secreta. Michel Brown, alguien a quien en principio yo no quería para interpretar al personaje de Miguel, se ha revelado como uno de los aciertos de la temporada. Reyes, la productora ejecutiva, fue la primera que vio su potencial. y la que apostó con determinación por él. Y como podéis ver en la foto sigue despertando pasiones igual de gavilanes que entonces. Aquí está rodeado de unos cuantos periodistas que sonreían, asentían y babeaban con cada gesto suyo.
Y además de Michel seguimos contando con los actores de la primera temporada. Son guapos, con talento, carisma, y muchos de ellos siguen llenando las portadas de todas las revistas adolescentes. Y dos o tres siguen sin aprender a vocalizar, qué le vamos a hacer.
Los consumidores de esas revistas estarán esta noche gritando en la entrada del cine Capitol para ver a los chicos de la serie pasando por la alfombra roja. El resto del equipo también nos sumaremos a la fiesta, aunque por supuesto pasaremos desapercibidos. Es lo suyo. Y aunque como en la canción de Cecilia a todos nos gustaría ser el muerto en el entierro, la novia en la boda y el niño en el bautizo, esta noche los flashes sólo iluminarán los rostros de los actores. Y los que día a día también levantamos la serie: guionistas, productores, directores, técnicos, les aplaudiremos con ganas y alabaremos sus vestidos. Luego nos tomaremos una copa a nuestra salud, nos diremos lo guapos que estamos, lo bien que lo hacemos y todos, todos cruzaremos los dedos para que en el verdadero estreno, el del lunes en las pantallas de la tele de todo el país, haya millones siguiéndonos. Josep, nuestro analista, (aunque debería decir jefe analista, ahora que lo han ascendido) ya nos ha advertido de que no esperemos un gran dato. "Es un lunes raro" Y yo pienso, a partir de ese lunes, todos los lunes de otoño volverán a ser raros, porque ya no volveremos a dormir a gusto esperando la sentencia del dato maldito. Pero así es este trabajo.
lunes, 1 de septiembre de 2008
No es un lago
viernes, 22 de agosto de 2008
Familias (II)
viernes, 15 de agosto de 2008
Familias
jueves, 7 de agosto de 2008
Fotos
lunes, 4 de agosto de 2008
Mantra
martes, 29 de julio de 2008
El lujo
viernes, 25 de julio de 2008
Parques
El despertar
martes, 22 de julio de 2008
Hay días...
miércoles, 16 de julio de 2008
I believe...
domingo, 13 de julio de 2008
Columpiarse
Equilibrio
Gente con perro
martes, 8 de julio de 2008
Trasquilones
Pero luego, no sé, como que me dio pereza o qué sé yo. El caso es que ayer, mientras pensaba en cómo solucionar una secuencia, me dio por coger la tijera y acabar de un tajo con un chicle que tenía pegado en su pelo blanco y largo. Y después de ese tajo vino otro y después... ya no pude parar. Sabía que no debía, que era un camino sin retorno. Al cuarto tajo era consciente de que la cosa aún podía tener remedio, que si paraba en ese momento el destrozo aún era evitable, pero no pude. Es de estos momentos en la vida en los que sabes que no debes seguir pero una fuerza kamikaze te impulsa y te dejas llevar, hacia la catastrofe, hacia el peligro, hacia el trasquilón. ´
Ayer en la plaza causó sensación. Los dejé a todos mudos con el corte punkie de Mazinger. Yo a veces lo miro y lo veo horroroso. Y otras veces me parece el chucho más gracioso del barrio.
sábado, 28 de junio de 2008
Susana y los polis
Física o química
fiesta
NY
sábado, 21 de junio de 2008
Tonight is the night

miércoles, 18 de junio de 2008
estos sí son los tulipanes naranjas
No están todos los que son
tulipanes naranjas
lunes, 16 de junio de 2008
41
41. Mazinger me quiere ganar en todo. Yo cumplo 36 y él casi rompe el termómetro con sus 41 de fiebre. Le han dado un chute de antibióticos (la veterinaria ha dicho que con ese nombre de super héroe se recuperará pronto) y ahora me toca a mí cuidarlo toda la semana e irle administrando antibióticos en jarabe. Da una penita verlo... ¿La gente cómo se atreve a tener niños? Si a mí con el chucho se me parte ya el corazón...